Puede que tu hijo sea extrovertido y abierto, o reservado y tímido, pero si es una persona con exceso de empatía y extremadamente sensible ante las circunstancias que le rodean, es posible que estés ante un niño con alta sensibilidad. Alrededor de un 20% de la población tiene alta sensibilidad, aunque la mayoría lo desconoce. Y, en el caso de los niños, es muy probable que provengan de familias donde uno de sus componentes también lo es.
Lo que caracteriza a los niños con alta sensibilidad es que perciben y reaccionan ante pequeños detalles que la mayoría pasamos por alto. Ese gesto que hiciste cuando le decías adiós en la puerta del colegio, el compañero que no le saludó por la mañana, aquel niño que se cayó y al que corrió a ayudar mientras el resto seguía jugando. Detalles que pueden ocasionar un sufrimiento en los niños si no somos capaces de encauzar su alta sensibilidad.
Algunas de las características de estos niños son:
- En ocasiones afrontan su desmedida empatía con las personas más desafortunadas como un sentimiento de injusticia.
- Pueden llegar a reaccionar de forma desmesurada ante situaciones que consideramos habituales, pequeños desaires, comentarios que creen inadecuados. En estos casos pueden aparecer la ira, la tristeza e, incluso, ansiedad.
- Son niños a los que les afectan mucho las críticas y los castigos.
- Tienen los sentimientos de tristeza y alegría muy desarrollados por lo que podemos encontrar que se sienten desolados, y no sepamos cómo consolarlos, o que se encuentren en un estado de euforia.
- Aunque se trate de niños extrovertidos disfrutarán de momentos de soledad, en los que quieren estar a solas con “sus cosas”.
Lo importante es, si detectamos que nuestro hijo es altamente sensible, ayudarle a conseguir unas herramientas básicas para que su desarrollo sea equilibrado. Aquí te damos algunas pautas que pueden ayudarte:
-
Convivir con las emociones
En ocasiones los niños con alta sensibilidad pueden llegar a frustrarse porque no saben cómo canalizar sus emociones. Ayúdale a conocer y controlar sus emociones. Las técnicas de respiración, relajación y mindfulness pueden contribuir a que aprendan a encauzarlas.
-
Escúchalo
Los niños con alta sensibilidad necesitan que les prestemos una atención especial. Por eso, demandan más atención cuando tienen un problema. No tengas prisa, escucha lo que tiene que decirte.
-
Expresar los sentimientos
Poner nombre a los sentimientos es necesario para que los niños conozcan qué es lo que les pasa. Haz que exprese el motivo que le ha llevado a sentirse triste o enfadado para intentar descubrir lo que ha motivado sus sentimientos. Realiza esta tarea sin prisa, dando el tiempo que el niño necesita para trasladar a palabras aquello que siente.
-
Comprensión
La empatía es fundamental para abordar el trabajo con los niños con alta sensibilidad. Tenemos que intentar ponernos en su lugar y, en ningún caso, ridiculizar las reacciones como la ira o el llanto. Tenemos que dejar que el niño se tome el tiempo que necesite para calmarse y, una vez que lo haya conseguido, intentar explorar la causa de su dolor.
-
Enseña a perdonar
Aunque en ocasiones pensemos que el niño está alterado por cosas sin importancia, no lo son para él. Muéstrale que el camino para que sus sentimientos no generen una herida interna es el perdón. Los padres debemos mostrar cómo pueden mejorar, a través de esta herramienta, el disfrute de sus experiencias.
Además de estas recomendaciones aprende como la sobreestimulación aleja a los niños del éxito y la felicidad.