El fracaso de la Eutanasia

por | Sep 14, 2018 | Artículos, Noticias | 1 Comentario

De nuevo, otra propuesta en un parlamento español para que el derecho a una “muerte digna” en determinadas circunstancias forme parte de los servicios de la Seguridad Social. Una vez más, un proyecto intervencionista en la intimidad de los individuos. Esta vez, en Murcia, Ciudadanos y PP han parado una propuesta… «a la espera de que se apruebe la Ley nacional». En realidad dos, la de muerte digna de Ciudadanos y la de Eutanasia del PSOE.

Si contemplamos la experiencia eutanásica en otros países nos daremos cuenta de que han fallado. En los Países Bajos, donde esta práctica es legal desde hace 16 años, el número de casos se ha triplicado llegando a ser el 4,4% de las muertes registradas en el país. El estudio Remmelink sobre esta práctica en Holanda reveló que en más de mil casos el médico admitió haber causado o acelerado la muerte del paciente sin que éste lo pidiera. Esta experiencia nos demuestra que no se ha ampliado la capacidad de decisión del paciente, sino la del médico.

La práctica de la eutanasia desarrolla una dinámica por sí misma que se expande y no resiste ningún control. Es lo que se ha denominado la “pendiente deslizante”: Eutanasia voluntaria provocará eutanasia no voluntaria.

 “Una vez que se comienza a mirar la muerte como un medio para resolver problemas, se acabarán encontrando más y más problemas en los que el matar pueda ser la solución” , señaló Karl Gunning

Según una encuesta reciente de la OCU a familiares de fallecidos por una enfermedad terminal, médicos y enfermeros, el 38% reconocía que el temor más acuciante del enfermo era ser una carga personal para la familia. Por eso, darle autonomía al paciente para que decida su tratamiento es darles una carga inasumible, sobre todo, presionados por no ser una carga para sus familiares.

El suicidio asistido, lejos de ser un avance social, es el fracaso de una sociedad incapaz de acompañar en el sufrimiento. (J.I. Munilla)

La dignidad humana no se degrada por el sufrimiento ni por el dolor. Los derechos humanos nacieron para ser reconocidos en todas las etapas de la vida y en todas las circunstancias. Envejecer, padecer y morir no son fenómenos que degraden a los seres humanos.

La solución para terminar con el sufrimiento de las «personas mayores o enfermas» es apoyar a las familias para que puedan hacer su labor y no escatimar en medios sanitarios. La familia tiene que ser objeto de atención y de apoyo por parte de cuantos intervienen en la vida pública.

Victoria Blasco
Sevilla

Foro Familia