Por qué estamos aquí.
Estamos aquí hoy, de nuevo, para evitar que caiga un muro de silencio sobre el aborto.
Estamos aquí para seguir poniendo voz en la calle al que no puede hablar porque aún no ha nacido.
Estamos aquí para ofrecer a todas las mujeres embarazadas el apoyo que necesiten para ser madres, para decirles que no están solas.
Estamos aquí para tender, también, nuestra mano en ayuda de todas aquellas mujeres que han pasado por un aborto, si nos necesitan.
Nosotros no podemos dictar leyes ni disponer del presupuesto del Estado, pero podemos hablar, manifestarnos, votar, crear redes de apoyo a la mujer y ayudar a hacer visible al no nacido porque es su vida lo que está en juego.
Si en estos momentos históricos no hiciésemos lo que está en nuestras manos para remover la conciencia de todos los españoles, seríamos cómplices de ese silencio cobarde que ayuda a banalizar el aborto.
Esta manifestación quiere decir a toda la sociedad española –y a los políticos de forma especial- que no vamos a callarnos, pues nos mueve un firme compromiso de movilización hasta que en España no haya ni un aborto y existan leyes justas que protejan la vida; movilización que en cada momento adquirirá unas u otras formas, pero que permanecerá en el tiempo.
Una sociedad que calla y oculta realidades como la violencia machista, el maltrato de niños, el abandono de los mayores, el aborto o la pobreza lacerante de algunos de nosotros, es una sociedad que se acostumbra a la injusticia y no hará nada por erradicarla. Nosotros queremos ser la conciencia crítica que impida ese silencio cómplice sobre el gran drama de nuestra época: el abandono del no nacido y de su madre.
¿Cómo no vamos a gritar a toda la sociedad cuando el aborto acaba cada año en España con más vidas que habitantes tienen las ciudades de Segovia y Huesca juntas? ¿Cómo vamos a quedarnos en casa cuando el aborto desde 1985 ha acabado con tantas vidas como habitantes tienen hoy las ciudades de Zamora, Valencia, Granada, Sevilla, León, Soria y Cuenca juntas?
¿Podemos callar ante algo así?
¿Podemos quedarnos en casa tranquilamente?
¿Podemos olvidar esto a la hora de votar?
¡Por supuesto que no podemos callar!
Como dice el refrán, “el que calla otorga”
Para qué sirve manifestarse.
¿Sirven para algo estas manifestaciones?, se preguntan muchos. ¡Pues claro que sirven!: sirven para enfrentarse y vencer al mal. ¿Quién duda ahora que la caída del comunismo se debe a aquellas manifestaciones de polacos y checos, gentes anónimas –Havel los llamaba los “sin poder”- que, denunciando la gran mentira del comunismo con su presencia en las calles, lograron derribar uno de los peores totalitarismos de la Historia.
Sin aquellos anónimos y aparentemente fracasados manifestantes, no habría caído el muro de Berlín y hoy la represión totalitaria seguiría cubriendo un tercio del mundo.
Sin las marchas pacíficas y aparentemente fracasadas de Martin Luther King, no habría sido posible terminar con la segregación racial en los USA años después.
Si queremos que algún día el aborto sea un triste recuerdo del pasado, hay que hacer en el presente cosas aparentemente inútiles como ésta, manifestarnos
La política actual.
El 22N pedimos al presidente del Gobierno que rectificase y cumpliese su compromiso de derogar la ley del aborto vigente. Pero tal rectificación no se ha producido.
Mientras tanto el Grupo Parlamentario Popular ha presentado una Proposición de ley en el Congreso que pretende mejorar la protección de las menores de edad pero deja intacta la regulación del aborto hecha en 2010.
Si los diputados y senadores del PP votan esa Proposición de ley estarán convalidando y haciendo suya la ley de 2010, una ley que viene a decir a la mujer: “si quieres abortar, cuentas con el apoyo y la financiación estatal; pero si quieres ser madre no cuentes con ningún apoyo”; es decir, el PP estaría haciendo suya una de las leyes de aborto más injustas del mundo.
¡El aborto es igual de rechazable si lo deciden los padres como si lo deciden las hijas!
Por eso, desde aquí, pedimos a los parlamentarios del PP que no apoyen esa iniciativa de su propio Grupo si ésta no incorpora normas razonables de protección a la vida que sustituyan a las vigentes. Dado que el PP tiene mayoría de sobra para hacer algo más y tiene un compromiso vigente con su electorado para hacer ese algo más, no pueden aquietarse con retocar un detalle.
Mientras tanto, en España surgen nuevos partidos políticos, se expanden otros que ya existían y se contraen algunos de los de siempre. En este panorama político cambiante, los defensores de la vida deseamos que surjan mayorías parlamentarias comprometidas con la vida, hoy o mañana; y trabajaremos para que se forme una mayoría social que logre algún día determinar que un Parlamento sensible con la vida dé el paso de dictar leyes justas en esta materia.
Y lo haremos como corresponde a un movimiento de la sociedad civil: promoviendo ideas, fomentando mentalidades, removiendo corazones, dando información, apelando a la responsabilidad moral de toda la sociedad, suscitando redes solidarias de defensa de la vida y exigiendo a los políticos compromisos concretos con la vida.
Lo haremos sin casarnos con ningún partido, alabando lo bueno venga de donde venga y criticando lo malo venga de donde venga.
Lo haremos siendo la conciencia crítica y constructiva de todos y sin vasallajes con ninguno.
Lo haremos siendo leales a nuestros ideales, actuando por amor a lo bueno y no por mero miedo a lo malo. El miedo no es buen consejero para nada.
Mientras tanto, a menos de cinco km de aquí, hay 12 señores que tienen en su mano dictar una sentencia que derogue por inconstitucional la vigente ley del aborto. Llevan cinco años con un recurso pendiente de resolución. En sus manos hemos puesto una inmensa responsabilidad: defender los derechos humanos, entre los cuales el primero es el derecho a la vida. Pero callan, no se pronuncian. ¿Por qué ese silencio?, ¿por qué esa grave omisión de sus responsabilidades? Por favor, señores magistrados, ¡no nos defraudéis!
Os pido, ahora, 30 segundos de silencio para que este silencio nuestro sea un grito silencioso ante la conciencia de esos 12 magistrados del TC.
Silencio.
Espero que oigan nuestro silencio y su sentido de la responsabilidad se despierte y dicten sentencia leal con el “todos tienen derecho a la vida” (artículo 15 de la Constitución) que juraron o prometieron “guardar y hacer guardar fielmente”.
Mientras tanto, llegan distintos procesos electorales. Permitidme que, sin intentar sustituir la libertad de conciencia y de voto de cada cual, haga algunas reflexiones sobre el ejercicio del derecho de voto en relación a la causa de la vida.
– no se entendería que votásemos pensando solo de forma egoísta en nuestro bolsillo o en nuestra situación patrimonial y obviando los grandes temas morales en juego como es la defensa de la vida.
– no se entendería que votásemos solo por miedo a algo o alguien y no por amor a la vida y resto de bienes dignos de aprecio.
– no se entendería que al votar no tuviésemos en cuenta lo que unos u otros han hecho o dejado de hacer en favor de la vida y la mujer embarazada en sus anteriores responsabilidades de gobierno.
– no se entendería que al votar no tengamos en cuenta la credibilidad de la palabra de unos u otros a tenor de su conducta anterior.
– no se entendería que al votar no tengamos en cuenta lo que unos u otros proponen en materia tan importante como la protección a la vida.
La legislación sobre el aborto no está en juego en las elecciones locales y autonómicas. Lo estará en las generales. Pero en las elecciones próximas a Ayuntamientos y CCAA también están en juego muchas políticas que ayudan a evitar abortos o, por el contrario, los promueven. Creo que al decidir nuestro voto debemos pensar si los candidatos hablan a favor de la vida o a favor del aborto, si –en caso de haber gobernado ya- han impulsado medidas de apoyo a las mujeres embarazadas o no, si han respetado la libertad de educación de las familias o han promovido en la escuela el adoctrinamiento ideológico de género tan proclive al aborto, etc.
Nuestro voto es muy importante. Es un lujo vivir en una sociedad libre en que podemos decidir entre todos quién y cómo nos gobierna. Si al ejercer este derecho no tuviese el peso que le corresponde nuestro aprecio a la vida, no seríamos consecuentes y estaríamos colaborando con la cultura de la muerte… por mucho que gritásemos contra el aborto fuera de las urnas.
Quienes convocamos esta manifestación no pretendemos deciros a quien debéis votar, pero sí apelamos a vuestra responsabilidad para que – en libertad y con vuestra más fina prudencia- votéis a favor de la vida.
Conclusión.
En unos minutos nos disolveremos y volveremos a nuestra casa.
Pero lo que aquí hemos hecho no se disuelve ni desaparece, pues cada uno en nuestro lugar seguiremos haciendo lo mismo que hoy hemos hecho aquí juntos: dar la cara por la vida, mostrar y hacer visible al no nacido, exigir respeto a la vida y exigir y ofrecer apoyo a las mujeres embarazadas que necesitan ayuda para ser madres.
Ejerceremos nuestro derecho de voto de forma responsable y al servicio, también, de la causa de la vida.
Aprovecharemos todas las circunstancias de la convivencia con nuestros conciudadanos para hablar bien de cada vida, de la sexualidad responsable, de la maternidad, de la grandeza de la vida humana.
Nos implicaremos activamente en defensa de una educación de nuestros hijos imbuida de amor a la vida.
Estaremos siempre responsablemente activos y seguiremos movilizándonos en nuestro entorno para crear una sociedad amable con la vida.
¡Este es nuestro reto y nuestra responsabilidad!
El mundo cuenta con todos nosotros. Los no nacidos cuentan con todos nosotros. Las mujeres embarazadas cuentan con todos nosotros.
No les fallemos
Gracias a todos por estar hoy aquí.