Sarah Brook lo tuvo claro. Esta mujer británica de 32 años, decidido retrasar la terapia contra el cáncer que debía recibir para poder dar a luz a su pequeña Polly. Los médicos la diagnosticaron cáncer de intestino a las seis semanas de quedarse embarazada. Los sanitarios le alertaron de los riesgos que podría conllevar las sesiones de quimioterapia por lo que decidió suspenderlas hasta que naciera el bebé. Hace cuatro semanas, Polly nació por cesárea.
Sarah estaba de seis semanas cuando recibió la fatal noticia. Esta mujer británica residente en Australia padecía cáncer de intestino.
Los médicos dijeron que con el embarazo se había acelerado el crecimiento del tumor al tiempo que alertaron de las consecuencias que podría tener para el feto las sesiones de quimioterapia, según publica el Daily Mail.
Por ello, Sarah decidió posponer el tratamiento hasta que naciera su pequeña. Así, hace cuatro semanas, Polly Jean nació por cesárea con algo menos de un kilo de peso.
Pese a las complicaciones y su bajo peso, la pequeña se está recuperando en la unidad de cuidados intensivos del hospital y cada vez está más fuerte.
Sarah, sin embargo, sigue luchando contra su cáncer que ya se le ha extendido al páncreas, los pulmones y el cuello.
«Yo sólo quiero ser la madre de mi pequeña y continuar siendo la esposa y mejor amiga de mi marido el mayor tiempo posible», según declara la joven consciente de la situación.
