Shannon quedó embarazada a los 17 años. Pocos meses después del nacimiento de su primera hija Lacey, se enteró de que nuevamente esperaba un bebe. Debido a las complicaciones del primer embarazo y los riesgos de un segundo en un periodo tan corto de tiempo, ella y su novio Anthony, de 24 años, decidieron abortar. Hoy la joven pareja de Bristol, Reino Unido, agradece que Amelia haya sobrevivido pero vive con la incertidumbre de si el procedimiento afectó a la salud de su hija.
Cuatro meses después de haber dado a luz a Lacey en un parto traumático, que implicó rotura de órganos internos, Shannon se dio cuenta que estaba embarazada. La joven aún no se recuperaba del primer parto y los doctores le recomendaron abortar ya que había un alto riesgo de hemorragia.
“Cuando me di cuenta de que estaba embarazada de Amelia, mi primer instinto fue tenerla, pero después me puse a pensar en Lacey y lo injusto que sería para ella si algo me pasaba y ella se quedaba sola o yo no podía estar ahí para cuidarla”, comenta Shannon, según publica elDaily Mail.
A los dos meses de embarazo, Shannon se realizó un aborto a través de píldoras. “Como solo tenía ocho semanas, me dije a mi misma que todavía no era un bebe y que sería lo mismo que un aborto involuntario”. Mientras esperaban ser atendidos en la sala de espera del hospital, Anthony dijo a Shannon que la apoyaría sin importar la decisión. “Ahora deseo haberme ido en ese momento. No paraba de llorar pero la idea de dejar a Lacey sin madre me hizo seguir con el aborto”, señala la joven.
Semanas después de realizado el procedimiento, Shannon continuaba con los malestares del embarazo, sin embargo pensó que podrían ser una consecuencia de la intervención. Luego de sentir movimientos en su estómago, se realizó una prueba de embarazo que resultó positiva. Un escáner de emergencia tres semanas después del aborto confirmó que este había fallado, lo que ocurre en una tasa de 14 veces por cada 1.000 abortos con píldoras.
“Me estaba volviendo loca, me preocupaba que las píldoras hubiesen afectado al bebé, pero no fue hasta que vi el escáner en 3D de my hija en Nochebuena que me enamoré de ella. Una vez que vi su rostro, todo fue diferente”.
Pero nada sería fácil para Shannon y Anthony. A las 20 semanas de embarazo tuvieron que enfrentar un nuevo dilema. Los doctores les dijeron que las drogas administradas para el aborto habían producido un alto riesgo de defectos de nacimiento, incluyendo deformidades en las extremidades, el cráneo o el sistema nervioso central, y les recomendaron realizar un aborto quirúrgico.
“Mi hija realmente debe haber querido estar aquí”
“El ver la cara de tu hija y que te digan que aún así puedes realizarte un aborto… ¿Cómo puedes?”, se pregunta Shannon. “Hubiese significado entrar en trabajo de parto y dar a luz a un bebe muerto. Yo sabía que no podía pasar por eso y no tener nada al final”. “Para sobrevivir al primer aborto, mi hija realmente debe haber querido estar aquí y yo no podía seguir con el aborto terapéutico. No me importaba si nacía sana o no”, agrega.
Luego de un embarazo riesgoso que implicó varios días de hospital, anemia y diversas complicaciones. El 1 de mayo nació Amelia. Hasta el momento Amelia parece perfecta, pero deben pasar cuatro años para que los doctores puedan establecer si las drogas que Shannon tomó para el aborto generaron daños a largo plazo. “Si hay problemas (con Amelia) de los que todavía no estamos enterados, eso no va a cambiar nuestro amor por ella”, señala Shannon.
Por ahora la joven pareja está decidida en criar a sus dos hijas de la mejor manera posible. Y respecto del futuro, solo les queda rezar para que el aborto no haya tenido efectos en Amelia. “Si es que se descubre que hay algo malo con ella, siempre me arrepentiré de haber aceptado ese aborto”.