Dado que es inmediata la tramitación de la reforma de la Ley de Educación, conviene recordarle al Gobierno que existe una palabra mágica para la que no hay que tener nunca miedo: LIBERTAD. Si se optase por hacer una reforma inspirada de verdad en el reconocimiento y fortalecimiento del derecho de los padres a elegir en libertad el centro escolar y el tipo de educación que quieren para sus hijos, mejoraría en muy poco tiempo la calidad de educación en España y se acabaría gran parte de los debates políticos en esta materia, como los que hacen referencia a la enseñanza de la religión o al uso de cualquier lengua en la escuela.
Si se dejase a las familias decidir, tendríamos un panorama educativo libre en el que cada familia elegiría la lengua de escolarización de sus hijos, el modelo pedagógico a aplicar y el tipo de enseñanza moral o religiosa que deben recibir sus hijos, lográndose así un sistema pluralista conforme exige una sociedad plural y respetuosa con todo el mundo. Es el afán de los políticos de controlar el sistema educativo y sustituir con sus arbitrarias decisiones el derecho de los padres a elegir, el que politiza la escuela y la convierte en campo de batalla continuo entre las administraciones, partidos políticos e ideologías.
Señor ministro de Educación: ¡No le tenga miedo a la LIBERTAD! como le recomienda Esperanza Aguirre en el artículo que se puede leer en este boletín, pinchando aquí.