A menos de un mes para las elecciones generales, las medidas de apoyo a la familia siguen con esa opacidad en la que se ha movido siempre nuestra clase política en asuntos que afecten realmente a política familiar. Por lo que parece, para ellos, y para recoger votos, son mucho más importantes las apariciones de sus líderes en programas televisivos de entretenimiento o deportivos.
Ellos a lo suyo.
Ahora toca perder el tiempo en estudiar el cambio de nombres a las calles de Madrid, en Barcelona su alcaldesa quiere instaurar las fiestas del solsticio de invierno como algo ‘innovador’, cuando los solsticios de verano e invierno son tan viejos como la Tierra, desde que el sol sale por el este y se esconde por el oeste. Lo que sí se renueva cada año en cada familia es la Navidad.
No tienen otra cosa más importante que tratar los dirigentes de los ayuntamientos de las dos ciudades más importantes de España.
Mientras tanto, los miembros de las familias españolas desconocen si los gobernantes después del 20 de diciembre van a apoyar con firmeza a la familia para fortalecerla y, consecuentemente, a la sociedad española.
Lo alarmante es ver la inconsistencia y ligereza, tras los primeros análisis, de los programas de los partidos.
Por eso nos preguntamos: ¿Saben lo que queremos?