Sometiéndose alguien a un aborto ¿se puede librar de recibir un daño?. ¿De verdad alguien puede pensar que un aborto puede evitar una sobrecarga y no hacerte llevar una carga aun mayor para el resto de tu vida?. Después de mucho pensar llego a la conclusión de que la verdadera liberación es ESCapar del aborto porque la vida tiene solución desde la vida. Pulsa ESCape : A cualquier acto de dominación de un ser humano sobre otro, máxime si una de esas vidas en más indefensa y vulnerable. A tantos mensajes de libertad que no van unidos a la responsabilidad y que nos ocultan que los actos no tienen consecuencias propiciando la creación de una sociedad adolescente. A los que intentan convencerte que un embrión es un saquito de células y no un individuo genéticamente irrepetible al que sólo desde la ignorancia o la voluntad de engañar se puede describir como parte del cuerpo de la mujer. A los que quieren convencerte de que la vida en el seno materno no es vida humana hasta que no forme parte de nuestras aspiraciones y no te cuentan que la vida es un valor independientemente de que alguien la desee o no. A esos políticos que usurpan voces ajenas para reforzar la suya y hablan en nombre de las mujeres como si fueran sus únicos representantes robándoles su derecho a decidir en libertad y sin presiones. Si tan preocupados están por los derechos de las mujeres, ¿por qué les niegan el derecho a hablar por sí mismas?. A los poderosos, a los empresarios de la muerte, a los que se lucran con el sufrimiento de una mujer ante lo inesperado y que llaman “clínica” a un sitio donde mueren la mitad de los pacientes que entran. A los que hablan mucho de violencia contra la mujer y después consideran que quitar la vida de un hijo en gestación, sea envenenándolo químicamente o desmembrándolo quirúrgicamente , no es un acto violento también contra la misma mujer. A los que niegan que el aborto es una solución machista a un problema de todos sin considerar que el aborto es la garantía última de la irresponsabilidad sexual del varón que gracias a él deja en manos de la mujer toda la responsabilidad de las relaciones sexuales y será la mujer quien cargará con el peso moral, sicológico y vital de esta decisión o asumirá las consecuencias (la responsabilidad sobre el niño) en caso de no hacerlo. A las feministas de pacotilla que no se preocupan de la soledad de muchas mujeres ante un embarazo imprevisto, que la dejan sola ante el empresario que se aferra a una legislación que le permite despedirla y que la abandonan ante el varón que la dejó embarazada y que reniega de su responsabilidad. A los que te ocultan que el 78% de mujeres que abortan sufren el síndrome post-aborto, con clínica definida y que perdura enmascarada años, pero repunta con brotes de depresión, angustia, insomnio, inapetencia sexual o promiscuidad, absentismo escolar en adolescentes, intentos de suicidio, etc. A las resentidas que protestan porque la mujer siempre ha sido tratada como propiedad del hombre y, sin embargo, quieren que tratemos a los niños como propiedad para ser desechados cuando lo consideren oportuno. A los que legislaron que el derecho a la vida de un niño no nacido empieza en la semana 14. Si ellos creyeran sinceramente que el aborto es un derecho cuyo ejercicio compete únicamente a la mujer embarazada habría permitido acceder a él libremente hasta el final mismo de la gestación, algo que obviamente no incluyeron en la ley actual porque hasta ellos son conscientes de la inmoralidad intrínseca que supone acabar de manera indiscriminada con una vida humana. En resumen, ESCapa de tanta mentira que pretende justificar racionalmente lo injustificable. Defender la vida del hijo antes del parto es uno de los caminos más valiosos para promover la dignidad de la mujer y para tutelar la vida de su hijo. El aborto libre no permite elegir entre ser o no ser madre, sino entre ser madre de un hijo vivo o de un hijo muerto. El país que acepta el aborto no está enseñando a su pueblo a amar sino a aplicar la violencia para conseguir lo que se quiere. No podremos enseñar a amar a las futuras generaciones si consideramos legítimo acabar con las vidas de los más débiles.
Victoria Blasco López