En el ámbito teórico, un centro educativo es productivo si gestiona sus recursos para dar lo mejor de sí, es decir, si aporta a la sociedad ciudadanos libres, responsables y comprometidos con su entorno social. Es más, una escuela, un instituto, se convertirá en una empresa productiva si evita acomodarse en aquella situación de confort en la que se siente seguro, dirían los expertos en ‘coaching’. Por ello, se han de buscar nuevas metas y mejores estrategias con el fin de ayudar a las familias a conseguir la formación integral y personal de sus hijos.
¡Seamos prácticos! ¿Cómo se puede producir en educación?
PRIMERO: un centro será productivo si es innovador, es decir, capaz de transformar los cambios eficaces en algo permanente e integrarlo en su proyecto educativo de centro. Así, un centro escolar dinámico es capaz de implementar iniciativas creativas, imaginativas y adaptadas a su propio contexto y al clima educativo natural.
SEGUNDO: una escuela será productiva si es capaz de recoger de su entorno aquellos recursos sociales, humanos y económicos que contribuyan a mejorar la acción docente. Siempre me he preguntado qué tiene de malo que una empresa privada pueda financiar un proyecto educativo de un centro público (la ley lo prohíbe).
TERCERO: un centro educativo será productivo si sus alumnos producen de forma individual y colectiva. En otras palabras, si el alumnado es creativo, imaginativo y colaborativo. Hasta ahora el mejor alumno es el mejor “repetidor” de lo que el profesor enseña. Si se quiere producir en educación, el alumno ha de dejar de “repetir” conocimientos y dar paso al trabajo de generar proyectos nuevos y válidos para la sociedad, integrando en ellos los conceptos aprendidos, memorizados e interiorizados. No basta repetir los conocimientos, se han de desarrollar e experimentar ideas. Para poder alcanzar este objetivo, los profesores han de contar con el apoyo de la comunidad local como refuerzo de aquellos logros que se producen el aula todos los días.
CUARTO: la productividad debe abarcar todos los aspectos de la vida escolar, no sólo lo académico o “academicista”. Los alumnos de secundaria se verán motivados en su vida escolar si su expediente académico, además de lo curricular, recoge y valora su los logros deportivos, los éxitos teatrales o musicales, la contribución a generar un ambiente escolar sano mediante la organización de eventos de todo tipo en el centro escolar: fiestas, periódico, voluntariado… Se han de propiciar concursos literarios, artísticos, de cine, de documentales…
QUINTO: se aumentará la productividad si existe implicación en proyectos europeos utilizando las nuevas tecnologías. Hoy en día para investigar sobre la Antártida no es necesario desplazarse hasta allí. Un buen ejemplo lo tenemos en una investigadora de la USAL, Carmen Domínguez, que ha difundido su experiencia a través de un blog y escolares de diversos centros de la ciudad han podido “viajar a la Antártida”… También, para aprender inglés, en situaciones reales de aprendizaje, se puede compartir textos, comentarios, vídeos y conversaciones con alumnos de un centro angloparlante, al tiempo que se da a conocer nuestra cultura y nuestra lengua.
SEXTO: un centro aumentará su productividad si, en colaboración con las familias, ofrece a cada alumno las oportunidades de desarrollo personal acorde a sus capacidades, aspiraciones y deseos. Hasta ahora, todos los alumnos han de cursar el mismo currículo en secundaria. A diversidad de personas, diversidad de opciones.
EN RESUMEN. Producir en educación es crear, innovar, imaginar, proyectar… crecer. En los últimos años, más concretamente desde que se publicó en 1985 la LODE, se ha ahogado sistemáticamente a cualquier profesor que se saliera de la “normalidad” normativa. La ausencia de libertad en educación se ha legislado mediante un currículum único, minucioso y dictado desde el poder y secundado al dedillo por las editoriales. Por ello, el docente no ha podido producir, simplemente porque no era políticamente correcto. De ahí, que la crisis económica sea la consecuencia lógica de una sociedad no productiva y acomodada. Como bien sabían los emperadores romanos “panem et circenses”. ¡Es la hora de despertar!