Durante la última década de la que se dispone de datos (2001-2011), la tasa global de abortos de Estados Unidos, calculado como el número anual de abortos por cada 1.000 mujeres en edad fértil (entre 15 a 44 años), se ha reducido, continuando una tendencia que apareció por primera vez en 1980. El descenso ha sido más pronunciado desde 1990, con una breve meseta en medio de ese período de 10 años. La tasa de abortos estadounidense en el año 2011 es la más baja desde 1973.
Según advierte el diario norteamericano The Daily Signal, las discusiones sobre las tendencias de aborto de Estados Unidos siempre deben estar acompañadas de algunas aclaraciones.
En este sentido cabe remarcar que los Estados Unidos tienen un sistema de información nacional de aborto incompleto y lo que se publica por agencias del gobierno está sujeta a una amplia variación con respecto a contenido y los plazos. El informe más completo, que confecciona el Instituto Guttmacher, no se emite cada año; es voluntario, al igual que los informes de vigilancia nacionales expedidos anualmente por los Centros para el Control de Enfermedades; y está sujeto a las omisiones que, según los autores reconocen, provocan necesariamente hacer estimaciones.Esto es debido ya que en varias jurisdicciones de Estados Unidos con leyes de aborto particularmente permisivas, como California, Maryland y Nueva Hampshire, se reúne poca o ninguna información oficial.
No obstante, la dirección general de la práctica de aborto de Estados Unidos es clara y a la baja. Una mirada más cercana a cada estado que tiene datos coherentes confirma esta tendencia. Entre 2001 y 2011, la tasa de aborto de Estados Unidos, con base en datos del Instituto Guttmacher, se redujo en un 19,1 por ciento desde 20,9 abortos por cada 1.000 mujeres de 15 a 44, a 16,9 por 1.000, la tasa más baja desde 1973, cuando fue de 16,3. En total, 33 estados tienen tasas de aborto por debajo de la media nacional; y 11 se posicionan de forma consistente por encima de la norma nacional, incluyendo California y Nueva York.
Abortos por 1.000 mujeres de 15 a 44
Las explicaciones para la disminución del número de abortos a largo plazo en los Estados Unidos involucrarían varios factores. Michael New ha demostrado que las leyes de aborto como la notificación a los padres del embarazo, las restricciones médicas de financiación, y si se diseña adecuadamente el consentimiento informado, todo ello ayuda a reducir la incidencia del aborto. Al mismo tiempo, el Instituto Guttmacher señala un reciente aumento en el uso de formas de planificación de la familia de larga duración o fijos (por ejemplo, dispositivos intrauterinos y los inyectables que tienen tasas de fracaso más bajos que los métodos alternativos que están más sujetos a errores del usuario).
Otros datos relevantes son las seis de las 10 encuestas recientes de Gallup (entre mayo de 2009 y mayo de 2014) que examinan la cuestión. Las mismas han demostrado que una mayoría de los encuestados se identifican como pro-vida. Ese aumento puede ser a la vez causa y efecto de las decisiones de los padres que responden a los embarazos inesperados llevándolo a término. James Taranto de The Wall Street Journal ha descrito esto como el «Efecto Roe», el cambio en las características de creencias de una población, donde las tasas de natalidad, aunque se han reducido en general, muestran una fuerte divergencia entre los padres que no contemplan el aborto como una opción y los padres de familia que consideran que es una respuesta aceptable.
No obstante, la tasa de aborto de Estados Unidos sigue ocupando una de las más altas entre los países de Occidente, ya que la sleyes son unas de las más permisivas del mundo.