Análisis de la situación demográfica actual en la UE
Con tasas de fecundidad muy inferiores al nivel de reemplazo generacional desde hace varios decenios1, el retroceso en la edad de la primera maternidad, el aumento del porcentaje de número de separaciones, de familias monoparentales y de las que carecen de ingresos estables y un aumento de la esperanza de vida y del número de personas mayores dependientes debido sobre todo al peso de la herencia demográfica, la configuración de las familias europeas se encuentra en un estado de transformación.
En términos de fecundidad, ninguno de los Estados Miembros (EM) de la UE alcanza actualmente el nivel de reemplazo generacional (2,1), aunque Francia e Irlanda están cerca de conseguirlo. Esto lleva consigo el envejecimiento de la población europea. De acuerdo con las últimas proyecciones estadísticas, en 2050 podría haber 2 personas en edad de trabajar por cada persona de 65 años o más en la UE, mientras que esta proporción es actualmente de 4 personas en edad de trabajar por cada persona de 65 años o más.
Basándonos en estas proyecciones, no haría falta decir que el envejecimiento de la población podría tener un fuerte impacto en el mercado laboral, en la productividad y en el crecimiento económico, así como en la seguridad social y en las finanzas públicas.
Sin embargo, existen diferencias significativas en las situaciones y las tendencias en los distintos EM y sus regiones,tanto en lo que se refiere a la situación demográfica como a las políticas familiares. Además, incluso dentro de cada EM, existen grandes variaciones en la densidad de población, con algunas regiones muy densamente pobladas y otras despobladas. Esto plantea la cuestión del desarrollo regional y del mantenimiento de los servicios públicos, incluidos los destinados a las familias. Por lo tanto, el lema de la Unión Europea, “unidos en la diversidad”, es especialmente pertinente en este ámbito.
El cambio demográfico y la evolución en la forma en que las familias se configuran plantean nuevos retos que habrá que tener en cuenta en la concepción y coordinación de las políticas familiares, y posteriormente en su puesta en práctica. La crisis económica ha tenido una serie de consecuencias que han afectado a las condiciones de vida de las familias y han dificultado la respuesta a la consecuente necesidad de ayuda.
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