La factura del film es realmente atractivo y, en momentos, sorprendente. El diseño de fondos y de personajes mezcla el realismo de los paisajes con la caricatura de humanos y animales. La narrativa es bastante ágil, como viene siendo costumbre en las producciones de DreamWorks (KunFu Panda 3 o El gato con botas). Todo esto sin abandonar las estrategias que conforman el estilo de las anteriores películas, en donde se aprovecha la personalidad de sus protagonistas para hacer reír: se retoman los gags típicos de los pingüinos o de las excentricidades del rey Julien, y se incorporan nuevos personajes de alivio cómico que se adaptan a esta dinámica, como Stefano, el león marino.