Si llegase a aprobarse el proyecto de Ley de Igualdad de Trato que el Gobierno acaba de remitir al Parlamento, España contaría con instrumentos jurídicos para imponer coactivamente a toda la sociedad los prejuicios ideológicos del homosexualismo político, produciéndose así una seria restricción a las libertades y un retroceso de la visión de la persona propia de la mejor tradición occidental. Tras su apariencia anodina y la atractiva estética de su título, se oculta una Ley que cerraría la agenda política del proyecto de reingeniería social que se ha venido aplicando en España en las dos últimas legislaturas. Es un proyecto de una inmensa trascendencia social.
A todos los amantes de la libertad, de la familia y de una visión responsable de la sexualidad, debe preocuparnos activamente hacer todo lo que esté en nuestras manos para evitar que una Ley así llegue a aprobarse. Todos tenemos la obligación de reflexionar sobre cómo podemos influir en la opinión pública, en los líderes políticos y en las organizaciones sociales con capacidad de generar opinión para parar este último intento de imponer de forma obligatoria y coactiva los postulados de la ideología de género a toda una sociedad.