By Samantha Singson
NUEVA YORK, 28 de octubre (C-FAM) – Delegados se presentaron furiosos ante la asamblea de la ONU esta semana para denunciar un informe que promueve un nuevo derecho humano a la educación sexual explícita para niños.
Los bloques de África y del Caribe encabezaron las hostilidades generalizadas hacia el informe al presentar su «enérgico rechazo» e «intensa desaprobación».
El informe reclama un nuevo derecho humano a la educación sexual citando recomendaciones no vinculantes y otros informes de la ONU, entre ellos los polémicos lineamientos de la UNESCO sobre educación sexual y los Principios de Yogyakarta. El autor del informe, Vernor Muñoz, sostiene que los Estados tienen la obligación de asegurar este nuevo derecho «desde las etapas iniciales de la vida».
Muñoz presentó su informe a la ONU yendo en contra del procedimiento establecido, sin estar presente para defender sus recomendaciones y análisis.
El autor del informe habla de la boca para afuera sobre el derecho de los padres a elegir la educación de sus hijos, que es parte de la Declaración Universal de Derechos Humanos, y, a la vez, añade que «esta autoridad nunca debe ir en contra de los derechos de los niños y de los adolescentes». Según Muñoz, la educación sexual integral va más allá de la simple información biológica o reproductiva.
Haciendo caso omiso del acalorado debate actual en la ONU sobre los términos que abordan la «orientación sexual» y la «identidad de género», insiste en que la educación sexual debe incluir información sobre «diversidad sexual». Asimismo, arremete contra los programas de abstinencia sexual, que, según sostiene, normaliza estereotipos y promueve imágenes discriminatorias por estar basados en la «heteronormatividad».
Muñoz añade que la negación de la existencia de la población lesbiana, gay, transexo, transgénero y bisexual expone a estos grupos a la discriminación.
A pesar de que no pudieron hablar directamente con autor del informe, los descontentos delegados de África, Latinoamérica, el Caribe y la Organización de la Conferencia Islámica se alinearon para denunciarlo. Criticaron el accionar de Muñoz, quien por sí mismo intentó redefinir el sistema de derechos humanos e introducir temas controvertidos como el de la orientación y educación sexual, y la identidad de género como conceptos universalmente aceptados.
Malawi, en representación del bloque africano, aseguró que no hay «acuerdo universal sobre los conceptos de la educación sexual». Asimismo, dijo que el intento de Muñoz de crear un nuevo derecho y reinterpretar los derechos humanos vigentes «desacata abiertamente» el código de conducta. El grupo africano manifestó gran inquietud ante lo que calificó como un uso parcial de citas de otros documentos de la ONU por parte del autor, lo cual no constituye un «reflejo veraz de hechos objetivos».
El bloque caribeño también hizo constar su «firme desaprobación de este intento de Muñoz de crear un nuevo derecho dentro del derecho universalmente establecido a la educación, sobrepasando ampliamente su mandato». Los países del bloque acusaron al autor del informe de «satisfacer sus intereses personales a costa de» las delegaciones y demandaron que se reescribiera el documento siguiendo los lineamientos establecidos por la ONU.
Mientras que muchos otros –entre ellos Rusia, Sudáfrica, Marruecos, el Grupo Árabe, la Santa Sede y los Estados Unidos– también denunciaron la afirmación de un nuevo derecho a la educación sexual integral, Suiza, Noruega, Canadá y Argentina dieron el visto bueno. La Unión Europea manifestó «íntegra e incondicionalmente» su apoyo a Muñoz y al informe.
La Asamblea General no tomó medidas respecto del informe esta semana, pero se espera que lo reconsidere en diciembre.
Traducido por Luciana María Palazzo de Castellano