El patrón demográfico previsible para un país como España se sigue cumpliendo a la perfección: un país envejecido, que sigue envejeciendo, con serios problemas de sostenibilidad de pensiones a largo plazo y una cada vez menor tasa de renovación.
En su último informe sobre proyecciones de población, el INE calcula que el porcentaje de mayores de 65 años será del 25,6% en 2031 y que en 2066 alcanzará al 34,6% de la población. Si se mantuvieran las tendencias demográficas actuales; la esperanza de vida se ha reducido por primera vez en los últimos diez años, y pasa a ser de 82,7 años de media: 79,9 en el caso de los hombres, 85,4 en el de las mujeres.
Otro indicador es la edad media en la que las mujeres tienen su primer hijo, que sigue subiendo y ya va por los 31,9 años.
España perdería algo más de medio millón de habitantes en los 15 próximos años y 5,4 millones hasta 2066. España es un país que lleva dos décadas envejeciendo debido a una muy buena esperanza de vida y al progresivo retraso de la maternidad. Los efectos compensatorios que la inmigración tuvo en la década 2000-2010 se han ido difuminando.
Una de las consecuencias del envejecimiento demográfico es que se ha generalizado la feliz situación de que los niños vengan al mundo teniendo vivos a sus abuelas y abuelos, y coexistan con ellos y disfruten de ellos muchos años. Sin embargo, los abuelos dejarán de disfrutar de los nietos pues, siguiendo los patrones demográficos actuales, dejarán de nacer niños.
Desde el Foro de la Familia insistimos en la necesidad urgente de aplicar políticas de apoyo a la maternidad. Medidas que hemos propuesto a los partidos políticos para fortalecer el tejido familiar social.