En conjunto, puede decirse que se ha producido una respuesta significativa de la sociedad civil1. Dos de estas iniciativas merecen una especial atención, por su ámbito global y su repercusión potencial en el futuro. En primer lugar, la Declaración de la Sociedad Civil promovida por IFFD y a la que se han adherido cientos de organizaciones, legisladores, académicos y representantes de ONGs en todo el mundo2. En segundo lugar, la Conferencia de Doha para conmemorar el XX Aniversario del Año Internacional de la Familia que se ha celebrado hace algunas semanas, un encuentro no gubernamental constituido como plataforma global para la exposición y debate en el que legisladores, ONGs, expertos, académicos y otras partes interesadas de todo el mundo han compartido sus opiniones y experiencias sobre la centralidad de la familia y su papel en la sociedad.
El documento final de esta Conferencia es un ‘Llamamiento a la Acción’ dirigido expresamente a los gobiernos con recomendaciones muy concretas dirigidas a “que sigan haciendo todo lo posible para lograr los objetivos del Año Internacional de la Familia y de sus procesos de seguimiento, y para integrar la perspectiva de la familia en la formulación de sus políticas nacionales”, como ha pedido la Asamblea General de NN UU a todos los Estados Miembros. Se trata de la mejor forma de resumir tanto los contenidos de la Declaración como los resultados de la Conferencia, mostrando que se ha alcanzado un consenso mundial con ocasión de este XX Aniversario del Año Internacional de la Familia y expresando de forma explícita lo que la sociedad civil pide a los gobiernos como consecuencia. Reproducimos a continuación el contenido de ese ‘Llamamiento a la Acción’, añadiendo para cada recomendación algunas ideas expresadas por algunos de los ponentes de la Conferencia.
Los representantes de la sociedad civil, académicos, legisladores y ciudadanos que hemos participado en la Conferencia Internacional organizada en Doha (Qatar) el 16 y 17 de abril de 2014 por el Instituto Internacional de Familia de Doha (DIFI), miembro de la Fundación Qatar para la Educación, la Ciencia y el Desarrollo Social, para conmemorar el XX Aniversario del Año Internacional de la Familia, Habiendo considerado el tema de la Conferencia, “El empoderamiento de las familias, un camino hacia el desarrollo”, Reafirmando que la familia no es sólo la principal unidad básica de la sociedad sino también el principal agente
de desarrollo sostenible, social, económico y cultural, Destacando la importancia de diseño, puesta en práctica y evaluación de políticas orientadas hacia la familia, especialmente en las áreas de erradicación de la pobreza, pleno empleo y trabajo digno, conciliación de trabajo y familia, e integración social y solidaridad intergeneracional, Subrayando que el logro de los objetivos de desarrollo, sobre todo los que se refieren a la erradicación de la pobreza, educación infantil, especialmente de las niñas, y reducción de la mortalidad materna dependen, en buena medida, de que las familias sean empoderadas para cumplir sus numerosas funciones, Subrayando además que una orientación estratégica hacia la familia supone un planteamiento integral para la solución de los persistentes desafíos del desarrollo, como la desigualdad y la exclusión social, Hacen un llamamiento a los gobiernos para que empoderen a las familias y les permitan contribuir al desarrollo a través de las siguientes acciones:
1. Desarrollar políticas integrales y coherentes e integrar un enfoque transversal para apoyar la estabilidad familiar y establecer o reforzar un procedimiento nacional para desarrollar políticas y programas orientados hacia la familia, así como destinar los recursos humanos y financieros para llevarlas a la práctica, supervisarlas y evaluarlas.
La familia es la unidad básica de la sociedad y como tal debería ser protegida y promovida, pero no siempre se reconoce esta centralidad en los sistemas políticos y de investigación. Las familias estables son el fundamento de las sociedades fuertes: cuando se rompen, los costes son elevados, las sociedades sufren y los gobiernos tienden a invadir su papel. Aunque existe un reconocimiento universal sobre la importancia de la familia, no se ha alcanzado un consenso formal sobre su definición, lo que puede ser un obstáculo para un diseño y puesta en práctica efectivos de políticas familiares. Por eso, resulta más eficaz centrarse en las funciones de la familia y en la evaluación del impacto de esas políticas desde el punto de vista de la familia.
2. Promover la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres, reformar las leyes y políticas discriminatorias, especialmente las que se refieren a la familia, y promulgar las leyes necesarias para acabar con el matrimonio infantil y la violencia contra la mujer. Las sociedades más igualitarias funcionan mejor social y económicamente, porque la igualdad –las políticas de orientación social, incluyendo las políticas familiares que promueven la igualdad de género y los derechos del menor– promueve el desarrollo ético, social y económicamente sostenible: apoya los derechos del menor al desarrollo, y permite a madres y padres su participación en la sociedad, de forma que la vida laboral y la educación infantil encuentran en ellos apoyo.
3. Reconocer la contribución de los hombres a las familias y su responsabilidad, desarrollar políticas para afrontar los efectos de la ausencia del hombre y del padre para el bienestar familiar, y promover la paternidad masculina activa. Cuanto más tiempo pasan los padres con sus hijos, más impacto producen en ellos. Se llama ‘efecto dosis’ y supone mayor influencia a mayor interacción. Este ‘efecto dosis’ no significa hacer nada especial o de un alto precio, sino más bien ‘perder el tiempo’, hacer cosas juntos y charlar siempre que surja la ocasión. Solamente
4. Centrarse en estrategias de reducción de la pobreza que se refieran a la familia como unidad y considerar que las rupturas familiares son tanto una causa originaria como un efecto de ella, y su prevención una prioridad. Como unidad funcional, la familia extensa juega un papel primordial en la reducción de la pobreza y el empoderamiento económico de todos sus miembros […] Para avanzar, necesitamos centrarnos en dos aspectos de la familia: el capital familiar y la resiliencia familiar. Necesitamos desarrollar y poner en práctica de forma efectiva programas de protección social integrales y que estén orientados hacia la familia, respetuosos con el género y el menor, así como aportar políticas globales orientadas hacia la familia para trabajadores con hijos y otras responsabilidades familiares y adoptar la focalidad de la familia en todo el desarrollo de políticas.
5. Adoptar políticas que aseguren la conciliación de trabajo y familia, de forma que la responsabilidad de ser padres y mantener a la familia no recaiga principalmente en la mujer, y colaborar con el sector privado para
proteger y ayudar a los trabajadores con responsabilidades familiares. Los dos principales objetivos en esta área son permitir a más madres integrarse en el mercado laboral y mejorar la conciliación de trabajo y familia en las madres y los padres. Por lo que se refiere al primer objetivo, se necesita medidas políticas para atender a las madres que están temporalmente fuera del mercado de trabajo a causa de sus hijos, así como las que se han quedado fuera desempleadas o inactivas. Las políticas que resultan más efectivas son las que facilitan educación para ambos sexos, oportunidades de empleo en lugares de trabajo que favorezcan a la familia, bajas maternales y parentales adecuadas para ambos padres, educación infantil de calidad, flexible y asequible, y ayuda social9.
6. Valorar la importancia de las contribuciones de cada generación en la familia, diseñar y ejecutar políticas que refuercen la solidaridad y las alianzas intergeneracionales, y promover las relaciones intra-familiares saludables. Hay tres conceptos fundamentales sobre relaciones intergeneracionales que ofrecen principios útiles para que cada sector de la sociedad civil examine el papel que cumplen en el apoyo a las familias. Primero, la solidaridad e interacción generacional sigue siendo el fundamento principal de la seguridad personal y social, así como de los vínculos humanos. Segundo, las redes sociales de cuidado pueden desarrollarse cuando las políticas y los programas refuerzan la interconectividad entre las generaciones. Tercero, las sociedades necesitan facilitar las relaciones humanas para aumentar la solidaridad intergeneracional10.
7. Asegurar la recopilación sistemática de datos y estadísticas sobre el bienestar familiar y colaborar en el intercambio de buenas prácticas en los niveles nacional, regional e internacional. Los legisladores casi siempre se plantean el impacto económico de una decisión política, pero rara vez preguntan cual es el impacto familiar que producen. Las decisiones de políticas públicas podrían ser más eficaces si se fundamentaran en la evidencia, tomada de la investigación rigurosa y el análisis desapasionado, y si tuvieran en cuenta la contribución que las familias hacen a la sociedad11.
8. Desarrollar y poner en práctica políticas orientadas hacia la familia e intervenciones que refuercen y ayuden a las familias en situaciones de vulnerabilidad (como los conflictos, los desastres naturales y las epidemias de salud, incluidos VIH/SIDA y malaria). El cuidado que necesita una persona que sufre VIH o SIDA supone una carga tremenda para los recursos humanos y financieros de la familia. Los datos sobre la distribución de la edad en el VIH indica que los miembros infectados de la familia tienden a ser adultos jóvenes (15-45 años) y que la falta de salud en este grupo económicamente productivo supone una disminución en los ingresos. Las personas de esa edad también cumplen un papel importante en actividades domésticas, como el cuidado de los niños y otros dependientes. En resumen, los recursos financieros y la capacidad de cuidar a otros miembros pueden verse reducida precisamente cuando es más necesaria para la familia.
9. Crear un entorno que permita una contribución significativa de las organizaciones de la sociedad civil en el diseño, puesta en práctica y evaluación de programas de familia y de otros que eliminen las barreras para el establecimiento, funcionamiento y financiación de organizaciones no gubernamentales. La familia debería ser un punto de encuentro, y no un tema controvertido. Resulta difícil encontrar un tema más universal (porque todos procedemos de una familia y la mayoría de nosotros vivimos en un entorno familiar) y más necesario (porque sin la familia la existencia y el desarrollo personal de los individuos y el desarrollo social resultan mucho más difíciles). Frente a esto, todo tipo de diferencias y desacuerdos deberían dar paso a una voluntad común de encontrar el lugar a partir del cual construir las bases de la protección que las familias merecen. Por otra parte, los organismos internacionales y los gobiernos deberían aportar los medios para promover ese consenso y para escuchar sus conclusiones de manera efectiva.
10. Reconocer que las familias se encuentran en el centro del desarrollo social y asegurar que forman parte integrante de la agenda de desarrollo post 2015. El vigésimo aniversario del Año Internacional de la Familia, que se celebrará un año antes del plazo fijado para la consecución de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, nos da la oportunidad de volver a centrar la atención en el papel de las familias con respecto al desarrollo […] La mayoría de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, especialmente los relativos a la reducción de la pobreza, la educación de los niños y la reducción de la mortalidad materna son difíciles de alcanzar si las estrategias a tal efecto no se centran en la familia […]En efecto, el logro mismo de los objetivos de desarrollo depende de la manera en que se empodere a las familias para que contribuyan a la consecución de esos objetivos. Las siguientes palabras del discurso de apertura de S. A. Sheikha Moza bint Nasser, que preside la Fundación Qatar para la Educación, la Ciencia y el Desarrollo Comunitario, explican bien por qué “la familia no es sólo la principal unidad básica de la sociedad sino también el principal agente de desarrollo sostenible, social, económico y cultural”, como señala el Llamamiento. “Observamos que lo que afecta a los hombres, mujeres, jóvenes y niños, es en realidad una sola cosa: la familia, con su conjunto de desafíos y problemas. Algo que empieza con el desarrollo intelectual y requiere el empoderamiento de todos sus miembros en su papel. Empoderar a la familia significa, en este sentido, crear las condiciones para la consolidación de ese papel en una familia coherente que hereda y conserva los valores de esa cohesión. Sin embargo, el Estado también tiene su tarea, a través del etablecimiento de políticas y programas que contribuyan a fortalecer la educación y la salud, que afronten las causas de la pobreza, que apoyen la conciliación de familia y trabajo y que mantengan los valores de solidaridad y comunicación entre las generaciones”.
IFFD · International Organizations Department (int.relations@iffd.org).
© International Federation for Family Development.