Mario Guillén de Haro es un adolescente adoptado por un matrimonio muy original, ya que su padre se dedica a la transformación de coches de lujo en piezas de museo. Su apacible vida de adolescente cambia para siempre la noche en la que recibe una llamada de la Policía. Sus padres han fallecido en un accidente de tráfico. Sin embargo, un testigo asegura haber visto algo extraño: una sombra monstruosa caída del cielo que determinará el comienzo de una aventura febril.
Seis años antes, cuando la URSS comienza a desmoronarse con la caída del Muro de Berlín, el coronel general Viktor Pozdneev, que trabaja en una base secreta ubicada en Siberia, está a punto de sacar a la luz el más sorprendente de los experimentos bélicos, al que el imperio comunista ha dedicado durante años millones de rublos con los que se han puesto a prueba sobrecogedores experimentos biotecnológicos.
Pero es un tal Telmo con quien de verdad arranca El arca de la isla. En los años cincuenta del siglo XX, recorre el continente africano como un singular white hunter que apresa piezas salvajes para servirlas a los zoológicos de una Europa devastada por la Guerra. Vividor y egoísta, redimirá sus culpas en una escalofriante odisea sin retorno.
Entremedias, el lector conoce a Heimdall, a Odín y a otros inquietantes engendros que habitan una isla en mitad del océano Atlántico, lugar misterioso que atrae al joven Mario con la fuerza de un imán y en el que, sin él saberlo, se unirán todos los hilos que tejen esta inclasificable novela. Los lectores de El arca de la isla descubrirán por qué brillan con luz turbadora sus personajes. En su trabajo más atrevido, Miguel Aranguren –quien también ha ilustrado el libro con sus dibujos– ha encontrado para ellos un lugar en el parnaso de las criaturas literarias.