¿La reforma educativa que el Gobierno culmina estos días ha abordado las cuestiones de fondo?
No, en absoluto. La principal cuestión de fondo es la devolución a los padres de su derecho a educar a sus hijos según sus propias convicciones, pero parece que se sigue teniendo miedo a la libertad y que esta sigue siendo sistemáticamente restringida. Las reformas tímidas no tienen ningún recorrido; serán cambiadas en un previsible futuro y los padres seguirán siendo los convidados de piedra.
Algunos críticos aseguran que dan demasiadas competencias a las Comunidades Autónomas y que se sustituye el estatalismo de viejo cuño por una nuevo
Es una realidad, no una opinión de algún experto. Además, aquí radica gran parte del problema actual: los padres no tienen ni voz ni voto en la educación que quieren para sus hijos. Sólo aquellos con mayor poder económico serán capaces de proporcionar el proyecto educativo que quieren para sus hijos. Por otra parte, las Comunidades Autónomas siempre han utilizado la Educación como arma de acción política, de un signo o de otro.
¿Se superan los límites que tenía la libertad de elección de centro por parte de los padres?
De forma muy tímida y por tanto fácilmente reversible. No es suficiente con que los padres puedan elegir un centro determinado. A esta medida habría que añadir, y no se hace, la libre determinación del proyecto educativo de centro junto a una medición objetiva y pública de los resultados de ese proyecto. De esta manera los padres no sólo podrían elegir centro, sino también la calidad del centro.
¿Se mejora sustancialmente en el sistema de conciertos y en la autonomía de los centros?
Ni en un caso ni en otro hay una mejora sustancial. En el primer caso, se sigue potenciando un sistema de conciertos que no hace otra cosa que subyugar los diferentes proyectos educativos y que hace que estos estén al arbitrio del funcionario, gobierno o partido de turno. En el segundo caso, no hay verdadera autonomía de centros sin una medición objetiva del rendimiento y una publicidad suficiente para que los padres puedan elegir.
Hay quien señala que centrar las reválidas en asignaturas «experimentales» no es buena idea. ¿Qué piensa?
El mismo nombre de «asignatura experimental» llama la atención. Los padres no queremos asignatura experimentales ni proyectos experimentales con nuestros hijos. La educación reglada es, para nosotros, una parte fundamental de la educación en familia. Nadie tiene derecho a realizar experimentos con la educación de todos y con los hijos de los demás. La reválida no es otra cosa que poner un parche a un problema de calidad de enseñanza que debe ser abordado con más seriedad, empezando por los primeros gestores de la educación.
¿Es un problema la amenaza que ha hecho el PSOE de tumbar la ley? ¿Ha faltado consenso?
El PSOE no ha buscado consenso nunca en el tema educativo. Es una hipocresía que ahora vengan amenazando con una u otra acción. Cuando sacaron la LOE tuvieron una respuesta masiva en la calle a la que hicieron caso omiso. El modelo educativo del PSOE nunca ha pasado por los padres, sino por la imposición de modelos obsoletos que ya se han demostrado fracasados. Si no fuera porque el problema es muy serio, causaría hilaridad el ver que supuestamente se busca el consenso sin contar con el actor principal en esta comedia, que son las familias.