El debate ante la opinión pública del Anteproyecto de protección del concebido y la maternidad, obliga a toda la sociedad española, y a sus líderes políticos y de opinión, a formarse criterio y expresarlo sobre algunas de las cuestiones esenciales de nuestra época; cómo son: la identificación del ser humano cómo portavoz de una dignidad inviolable, la valoración de la maternidad como un inmenso bien social, la afirmación de que ni la enfermedad ni la edad pueden eliminar el derecho a la vida, la exigencia de que las leyes para ser justas se comprometan con el derecho a la vida y la importancia de que existan políticas de apoyo a la maternidad y a la vida.
De todos estos temas se hablará mucho en los próximos meses y por ello es imprescindible que todos tengamos un criterio bien formado para dar razón razonada de nuestras convicciones al respecto. Ningún ciudadano responsable debería moverse en la vida social sin ser capaz de argumentar razonada y convincentemente que la vida comienza con la concepción y es digna de todo respeto desde ese momento sin excepciones de ningún tipo, que el embarazo es una exigencia de profunda responsabilidad pues convierte a la embarazada en guardián y responsable de la vida que lleva dentro y a todos los que la rodean en corresponsables de salvaguardar la vida y el bienestar tanto del niño como de su madre; que la enfermedad forma parte de la vida y no justifica nunca atentar contra esta; que una Ley justa nunca puede amparar la violencia mortal como forma legítima de resolver ningún problema; y que las políticas públicas deben comprometerse activamente en la lucha contra cualquier tendencia de exclusión social de la mujer embarazada como fruto de su maternidad.
Tenemos entre todos que ayudar a que la sociedad española (y nuestros políticos de forma singular), miren a la cara al niño no nacido -tenga éste la edad y las condiciones de salud que tenga-, y reconozcan su humanidad y su derecho a la vida. Tenemos entre todos que ayudar a que la sociedad española proteja en una red solidaria universal a toda embarazada para que nunca esté sola ante sus problemas. Tenemos entre todos que lograr que en los medios de comunicación social y en el debate político se superen los prejuicios ideológicos, antihumanistas y se imponga la verdad sobre la vida y la maternidad.