La reciente sentencia del Tribunal Constitucional (TC) que cambia la Constitución para introducir en su interpretación la ‘sensibilidad’ de aquella parte de la sociedad que comparte los postulados de la ideología de género, demuestra hasta qué punto el Estado y sus instituciones se están autodesarmando para proteger la dignidad humana y las dimensiones naturales del hombre. El vacío que crean en la Ley los poderes del Estado refuerzan nuestra obligación de ciudadanos responsables de asumir sobre nuestros hombres la responsabilidad de recrear una sociedad humana.
Ya no estamos en el supuesto clásico de una sociedad civil que impulsa al poder político para hacer cosas buenas; estamos en un escenario diferente: los ciudadanos comprometidos con el humanismo han de recrear desde la base la conciencia personal y colectiva del valor único del ser humano, y del respeto que merecen las dimensiones naturales de su proyección vital como fundamento de la ética y del Derecho.
En esta labor de reconstrucción de lo humano la familia vuelve a adquirir, como ha sucedido tantas veces a lo largo de la historia, un papel único e insustituible. Nos corresponde a las familias crear en la conciencia de la próxima generación el respeto a lo humano que nuestra generación está destruyendo. A la familia educadora le toca, una vez más, hacerse cargo del futuro de la humanidad ante la abdicación de poderes públicos destrozados como el TC español.
El Foro de la Familia trabajará, junto a todas las familias, por restaurar en nuestra sociedad el verdadero sentido del matrimonio y de muchas otras leyes que reconstruyen la base social.