En la gran pantalla han triunfado películas basadas en los argumentos de juegos y juguetes conocidos internacionalmente, como G.I. Joe, Transformers y Battleship. La Lego película se apoya en el tirón del popular juego de construcción de bloques de plástico, creado en Dinamarca.
Emmet, un ciudadano normal y corriente de vida anodina que trabaja en la construcción, encuentra casualmente una pieza que según una antigua profecía acabará con Megamalo, un tipo dispuesto a arruinar el mundo. Le ayudará a llevar a cabo esta tarea la enigmática y atractiva Supercool, Batman, un pirata, un mago y un astronauta, entre otros.
Phil Lord y Chris Miller, responsables de “Infiltrados en clase” y “Lluvia de albóndigas”, salen airosos del reto de que su largometraje no parezca un anuncio alargado de LEGO. Los realizadores y guionistas recrean el universo del juego con mucha imaginación. Todos los personajes y decorados parecen montados con piezas cúbicas, y la animación por ordenador está muy cuidada, e incluso ocasionalmente se integra de forma convincente con imagen real.
“La LEGO película”, plagada de inteligentes referencias a películas e ingeniosos golpes de humor, parece imitar los juegos infantiles, que componen surrealistas historias, donde se salta entre escenarios del Salvaje Oeste y de la Edad Media, etc., y se mezclan muñecos de diferentes universos. Así Batman y los personajes de “La guerra de las galaxias” y “El Señor de los Anillos” —todos ellos reconvertidos en figuras de LEGO— se entrecruzan con bastante gracia.