Vivimos rodeados de negaciones formuladas en tono de afirmación. Las radios, las televisiones, y hasta el Boletín Oficial del Estado, nos imponen un «vive y deja vivir» con el que en realidad, ni viven ellos, ni nos dejan vivir a los demás: Es la cultura ni-ni en estado puro.
Se afirma sin ningún rubor que ahora, los niños sólo son libres si pueden jugar a juegos de adultos. Las mujeres libres deciden no ser madres del hijo de sus entrañas. Y los hombres son esclavos si no pueden vivir como niños, sin compromisos ni responsabillidades, lo que inevitáblemente les llevará a la libre elección de una «muerte digna» cuando, por la razón que sea, ya no puedan seguir jugando, o simplemente cuando se hayan aburrido lo suficiente.
¿Y yo que pensaba que la libertad se ejercía eligiendo y cumpiendo los propios compromisos?
Los jóvenes son libres o son «ni-nis». Un jovén será libre si consigue canalizar sus inagotables energías para forjarse el futuro que elija. Un ni-ni (ni estudio ni trabajo) no es más libre que el sofá sobre el que pierde las horas.
Y si es una jóven «ni-ni» no digamos… Ante una pareja «ni-ni», que ni le importa ella ni las consecuencias de su relación, unos padres «ni-ni», que ni han sido padres ni quieren ser abuelos, y una cultura dominante «ni-ni», en la que sólo es buena persona quien vive en la «república independiente de a mí qué me importa», ¿Qué hará? Lógicamente, esta “ni-ni” ni será capaz de ver más allá de su soledad ante un embarazo inesperado, ni de elegir otra salida que el aborto. En cambio, una mujer libre, sí podrá decidir seguir adelante, digan lo que digan los demás, y podrá entregar el regalo más precioso que un ser humano puede hacerle a otro: la vida.
Afortunadamente, frente a esta negación de la libertad y de la vida en los escaparates, los hogares españoles están llenos de personas felices que viven su vida a fondo, cumpliendo sus compromisos de amor, entrega y fidelidad hacia sus seres queridos en primer lugar, y hacia la sociedad en segundo término, trabajando calladamente cuando toca, pero también hablando claro cuando llega la ocasión. A partir de este año, lo podrán hacer también diciendo sí a la vida cada 25 de marzo.
Amigos, si tienen hijos, decidan lo que quieren que sean el día de mañana, seres libres, lo que requiere cumplir el compromiso que adquirieron con ellos cuando les engendraron, o seres «ni-ni», que no les reconozca ni su padre ni la madre que les parió.
Sección «La guinda de la guindilla» del Programa del Foro de la Familia en Radio María.