Un año más, la natalidad vuelve a caer en España marcando así la tendencia, cada vez más preocupante, cara al futuro. Se pueden hacer muchos análisis sobre las causas; algunas coyunturales y otras de larga tendencia que vienen de muy atrás. Pero más allá de este análisis de causas merece la pena resaltar que, políticamente, no se adoptan ningún tipo de medidas de las que pueden favorecer la natalidad como las que funcionan en Francia o Noruega.
Hace escasos días el Consejo Social Europeo ha emitido un interesantísimo dictamen en el que se pide a todos los gobiernos europeos, que -dejando de lado polémicas ideológicas sobre la familia-, implementen políticas familiares de apoyo a la familia que funciona. Ese informe del Consejo Social Europeo cita como ejemplo de políticas a seguir dos españolas. Ambas de iniciativa social y no estatal como son el Certificado de Empresa Familiarmente Responsable de la Fundación Más Familia y la sentencia del Tribunal Supremo a instancias de la Federación de Familias Numerosas sobre fijación de los precios del agua atendiendo al número de miembros de la familia.
Se demuestra así que en toda Europa existe una nueva y sana preocupación por la familia que en España tiene eco en la sociedad civil pero no el los poderes públicos.
Los nuevos datos sobre el índice de natalidad en España son una nueva apelación a los partidos políticos y las administraciones públicas para que se preocupen de hacer suya la recomendación del Consejo Social Europeo sobre la necesidad de políticas familiares activas que permitan hacer frente al declive demográfico europeo y reforzar la institución que mas solidaridad genera en nuestra sociedad: la familia que funciona.