En debates, programas electorales, mítines, declaraciones de políticos y gobernantes hablan de la familia como si ésta fuera un problema que hubiera que tratar de manera asistencial como el transporte público, la educación, la sanidad o cualquier otro tipo de servicios municipales.
La familia es el generador de todas las actividades de una sociedad: primer motor de la economía, primer y principal aula de educación y formación de cualquier ser humano, en la que se desarrollan y conservan valores humanos y morales frente a tantos casos de corrupción que nos proporciona diariamente nuestra clase política y dirigente.
A la familia, base de la sociedad, hay que sustentarla, alimentarla y animarla a mantenerse firme y estable, y no tratarla como si fuera un servicio estatal a las personas.
Debe ser, como primer apoyo del Estado, la solución a todos los problemas que aquejan a una sociedad que hace muchos años ha dado la espalda a su primera y primordial célula.
Respetarla, protegerla, sustentarla y fomentarla será siempre la solución, nunca un problema.