A menudo nos preguntamos las sensaciones de un feto o embrión al abrigo del vientre materno, y hace poco nos sorprendió la afirmación de una menor de 5 años con una frase: «Yo cuando no había nacido antes ya me imaginaba como sería mi familia». Esta protección y abrigo de un ser indefenso que aún no ha visto la luz es el primer atisbo de una familia con todo lo que ella implica de amor, escuela, educación, ayuda, partes de un todo, abrazo, caricia que calma el llanto de un bebé al contacto con la piel de su madre.
La familia es nuestra referencia, el marco en el que nos ubicamos, porque una persona sin norte ni referencias camina hacia la desorientación total y da igual sea el mismo perfil genético o en adopción, al final la familia es una comunidad de amor. Se ama en el respeto y la comprensión con cada mirada, cada recuerdo vivido y compartido, en los encuentros y desencuentros, en lo triste y lo alegre, con ese beso de amor que alivia y cura enfermedades. Recordar a quien nos arropó cada noche y sigue arropando con el alma aún en la distancia e intuye cada sufrimiento y alegría nuestra a pesar de la lejanía física.
En la actualidad se ataca a la célula fundamental de la sociedad que es la familia, la mejor escuela. Podrán cambiar planes educativos, suprimir valores o creencias, tradiciones de antaño, pero jamás se destruirá la familia porque así como el caparazón de la tortuga protege su cuerpo, la familia es una coraza fuerte, dura, indestructible con los mejores profesores y constituyendo la mejor aula.
Sabemos que psicológicamente, y más en etapa adolescente caracterizada por rebeldía y conflictos, el choque entre la educación de una escuela y la del ámbito familiar es excluyente, pero dudar es bueno y aquí entra de lleno un vocablo imprescindible: comunicación, análisis de pros y contras, de explorar vías desconocidas y no aconsejables, ayuda médica y psicológica si es necesario, y la ignorancia del joven se trocará en cambio y realidad satisfactoria y esa mano unida a la nuestra de quien tanto y tanto nos dio, obrará el mayor milagro, y sabremos que el respeto a uno mismo empieza en el respeto a los demás.
Surgen en el seno de la familia como educación otras dos palabras importantes y extrapolables a la sociedad en conjunto, HUMANIDAD Y SOLIDARIDAD con el otro, con el de al lado. Familia comunidad de amor y enseñanza como lo ha sido desde el inicio de la historia. Familias matriarcales con la fortaleza de una abuela que era padre y madre en la emigración sustituyendo esas figuras parentales que abandonaban su país por un futuro mejor a sus hijos. Hay una evidencia absoluta, todo el mundo desea una familia donde ubicarse y a pesar de que muchos quieran derribarla solo será un intento, lo natura vuelve a ser natura y lo visionario e ilógico, el sinsentido, tiene escasa vida.
FAMILIA así es, con mayúsculas.