ESCUELA PARA PADRES
La adicción al trabajo “workaholism” de los padres, reflejada en la mala educación de su familia.
- 12 Cuestiones para compatibilizar el tiempo de trabajo, fuera y dentro del hogar
- 10 Pasos para solucionar ésta u otras adicciones:
Cuando a los padres no les queda más remedio que trabajar muchas horas, para cubrir las necesidades de su familia, no se puede considerar que sean workalcoholics. Palabra formada por Work (trabajo) y alcoholic (alcohol). Lo hacen debido a que sus ingresos normales, no les permiten satisfacer las mínimas obligaciones contraídas con su familia. En algunas ocasiones, lo hacen periódicamente o en determinadas situaciones, debido a que se lo exigen en los trabajos, y no pueden negarse o para tener unos ingresos extraordinarios, y dedicarlos a determinados objetivos.
Tener trabajo es un privilegio en algunas épocas, que los padres deben procurar mantener, aunque tengan que hacer esfuerzos extraordinarios en la familia y en el estilo de vida, pero sin perder el norte, de lo que es importante e indispensable y lo que es superfluo. La colaboración con el otro cónyuge y los hijos, sirve para organizar mejor las tareas familiares y el tiempo disponible de los padres, para la educación de los hijos.
Los adictos al trabajo, “workalcoholics”, pueden estar tan enfermos como los alcohólicos, los drogadictos, los ludópatas (adictos a las compras o al juego), los cleptómanos (adictos al robo), vigorexia (adictos al deporte y al culturismo), etc. Conllevan adicción y compulsión. Requieren en primer lugar, darse cuenta de que tienen un problema importante y en segundo lugar, hacer un esfuerzo para ponerse en manos de los profesionales, con el fin de que les ayuden a curarse. Es muy difícil bajarse de ese tren de vida, que suele producir la adicción al trabajo, sobre todo, si permite ganar mucho dinero. Desgraciadamente, terminan pagando un precio muy alto, en su vida personal y en la educación de sus hijos.
Algunos padres mantienen la adición al trabajo excesivo, para conseguir o aumentar el poder sobre los empleados, clientes o proveedores, tener influencia social o económica, por vanidad, para darse importancia ante la sociedad, aunque suponga el evadirse de las obligaciones familiares. También lo suelen hacer, para llevar una doble vida, amparada por la fachada que proporciona el exceso de tiempo, dedicado al trabajo. Para su propio beneficio personal, pues aparentan una importancia profesional ante sus jefes, compañeros o familia. Para aislarse de los problemas inherentes a tener que educar a su familia, sin importarles sus compromisos y obligaciones morales adquiridas con ellos, etc.
Los adictos al trabajo no se dan cuenta, que no dejan tiempo para educar a los hijos, conviviendo con ellos y dedicándoles el mayor tiempo posible, y de la mejor calidad que pueden. Cuando después del excesivo trabajo, llegan a sus casas tan cansados física y mentalmente, que ya no les quedan energías, para dedicárselas a su familia. De ahí que muchos hijos ven a sus padres, simplemente como proveedores económicos y no como padres educadores. Por mucho que les quieran dar a sus hijos, todo lo materialmente posible, si por culpa del excesivo trabajo (workaholism) no les dan lo que necesitan, tendrán unos hijos mal educados. Algunos padres están tan ocupados en intentar dar a sus hijos lo que no tienen, que no les queda tiempo para darles lo que tienen, que es amor, comprensión, formación y educación.
La adicción al trabajo es uno de los mecanismos, por el que algunos padres se escapan de la realidad de la vida y de las obligaciones, que voluntariamente asumieron y se comprometieron a cumplir. Empiezan la adicción al trabajo, por escaparse del aburrimiento o del agobio de las actividades familiares, pues creen que están atrapados en algo, que no han buscado o que desconocían. No encuentran la belleza y las satisfacciones de hacer crecer y formar una familia, en la práctica de las virtudes y valores humanos. Tienen que aprender a rechazar ese aburrimiento, pues solamente se aburren, los que no tienen capacidad de hacer las cosas y tienen que esperar, a que otros sacudan sus mentes.
Una de las soluciones, para paliar los malos efectos del excesivo trabajo de uno de los cónyuges, es intentar establecer, si fuera posible con el otro cónyuge, la esposa en la mayoría de los casos, unos horarios de trabajo parcial, durante el horario escolar, para que ella, pueda estar en la casa cuando los hijos salen de la escuela. De esta manera puede ayudar económicamente, con los ingresos del presupuesto familiar, para que el esposo, no tenga necesidad de estar tanto tiempo trabajando y pueda atender mejor a los hijos, cuando llega del trabajo. Intentar conciliar buscando el equilibrio entre el trabajo de cada uno de los cónyuges, los ingresos, el tiempo para la educación de la familia, el tiempo de ocio, etc.
Un niño decía que cuando fuera mayor, no quería ser ni bombero, ni maestro, ni policía, ni médico, ni nada. Quería ser como la pantalla del televisor, para que sus padres le escucharan, le atendieran y dejaran todas sus actividades y que estuvieran pendientes de lo que les quería decir. Su hermano dijo que cuando fuera mayor, tomaría todos los ahorros de su hucha y los entregaría a su padre, para comprarle, aunque nada más fuera media hora de tiempo, al precio que le pagaban en su trabajo. Con esas expresiones, los hijos quieren decir que están muy solos, que nadie les hace caso, que les cuiden, que les tengan en cuenta, que están fuera de las vidas de los padres.
Los padres pueden llegar a perder la patria potestad de sus hijos, si reiterativamente demuestran desinterés y abandono por ellos, aunque intenten alegar, que es debido a la excesiva e innecesaria dedicación al trabajo. A esta situación los profesionales le llaman “negligencia por omisión del deber” y la califican, como malos tratos. Cuando se produce este tipo de abandono, por parte de los padres, se suele desencadenar una espiral de violencia, donde los hijos se vuelven agresivos, insultantes, vagos, desinteresados por los estudios, etc.
Los padres siempre echan la culpa a los hijos, de su comportamiento. Se sienten víctimas de una injusticia, pues han dado todo por ellos y solo reciben disgustos. Pero llega el momento de asumir su verdadero sentimiento de culpa, han dado a los hijos todo lo material, con excepción de lo que los hijos necesitan con mas intensidad, tiempo de dedicación.
Algunos padres, sin ninguna necesidad, incluso llevan a la casa el trabajo que les ha quedado pendiente o algunas cosas, para poder encerrarse en su habitación y aislarse de la convivencia y educación de los hijos. Luego se limitan a echar la culpa a los hijos, sintiéndose victimas de una injusticia y suelen decir: Encima de que me mato a trabajar para beneficio de ellos, dicen que los tengo abandonados.
Hay otros padres que por no ir a la casa, después del trabajo, para dedicarse a la educación de sus hijos, se autojustifican asistiendo a reuniones interminables en el trabajo, actos sociales, organizaciones de voluntarios, tertulias en los bares con sus amigos y un largo etcétera.
La administración del tiempo de los padres, tiene que estar muy bien realizada, para que se distribuya entre: Trabajo, familia, esparcimiento, crecimiento personal, religioso y profesional, etc. Procurando dedicar a estas actividades, la cantidad y calidad conveniente en cada caso.
Las madres que trabajan muchas horas fuera del hogar, tienen una carga extra emocional y real, a la hora de ejercer su rol de madre en el hogar, pues compaginar su trabajo exterior, formación, crecimiento personal con la educación familiar, es muy difícil, pero no imposible. Incluso se sienten frustradas y preocupadas, porque dicen que no tienen tiempo ni energías para tener y criar hijos, a pesar de que conocen que su tiempo de fecundidad se les pueda pasar.
12 Cuestiones para compatibilizar el tiempo de trabajo, fuera y dentro del hogar:
- Armonía entre el tiempo y el esfuerzo dedicado al trabajo y el tiempo ofrecido a la educación de la familia.
- Compartir algunas actividades con otras familias, para hacer el tiempo más eficiente y agradable y así poder quitar estrés, a determinadas situaciones, como es el recoger a los hijos de la escuela, llevarles a clases especiales, realizando grupos para estudiar, etc.
- Desechar el sentido de culpa injustificada, pues eso impide, ver con claridad las soluciones a los problemas que se han presentado, voluntaria o involuntariamente.
- Equilibrio mental soportado con mucha paciencia, amor y comprensión, de cada una de las situaciones que se vayan presentando, intentando huir de histerismos, brusquedades, enfados, etc.
- Evitar el semi abandono familiar, pero compensado con toda clase de regalos, para acallar la conciencia y el chantaje que pudieran hacer los hijos, por la dejadez hacia ellos.
- Irradiar y transmitir a los hijos felicidad y no angustia, ya que el cónyuge y los hijos, están pendientes de cuál es la imagen que presenta, a la llegada del trabajo.
- Organización de un tiempo y un sitio, para cada cosa.
- Petición de colaboración a todos los que puedan ayudar: Hijos, cónyuge, familiares cercanos, amigos para compartir tareas con los hijos, etc.
- Planificación con la mayor anticipación posible, de todas las actividades familiares, incluso agrupando determinadas tareas, en días señalados.
- Positivismo, al inculcar a los hijos y al cónyuge, que el esfuerzo del trabajo realizado, es para la mejora en la calidad de vida de la familia, lo que se puede realizar, gracias a la colaboración de todos, aunque en algunos momentos suponga sacrificios, pero siempre estará a favor, de los mejores intereses familiares.
- Proyectar serenidad aun en el caso, de no poder llegar a todos los sitios. Se llega donde se puede y mucho más, cuando existe una buena planificación.
- Realizarse primeramente con la familia, en beneficio propio y de ella, así será mucho más fácil, realizarse profesionalmente.
Los padres helicópteros, son los que siempre están revoloteando, cerca del alcance de sus hijos. Prestan demasiada atención a los problemas y experiencias de sus hijos, sobreprotegiéndolos, lo necesiten o no. Se creen los superpadres, pero cuando ven que no pueden llegar a serlo, porque están metidos de lleno en el workaholismo se frustran, y abandonan la educación de los hijos, pensando que la adicción al trabajo, les produce más satisfacciones.
Los adictos al trabajo, workaholics o ergomaníacos, suelen ser tan obsesivos y compulsivos, que incluso disfrutan de su trabajo, en una forma masoquista, aunque les vaya enfermando o matando. Lo utilizan como manera de escapar, de lo que temen o no les gusta, transformando su vida en una continuidad de trabajo, ignorando sus obligaciones, de educar a la familia. Son personas controladoras, de todo lo que ocurre a su alrededor, que esperan la perfección en el comportamiento de su familia, aunque no dediquen su tiempo para educarla. Son impacientes e irritables, lo que les impide delegar tareas, relajarse, ni divertirse. No se suelen dar cuenta de su adicción y si no hacen nada para solucionarla, incluso pueden transmitirla a sus hijos como un vicio, además de hacer la vida muy difícil, a todos los que tiene a su alrededor, en el trabajo y en la familia.
El excesivo número de horas e intensidad, dedicada al trabajo puede estresarles y quemarles, produciéndoles el llamado burn out (quemarse en el trabajo) o “el dolor que otros aplauden”. Algunos creen que lo solucionan, recurriendo a estimulantes, principalmente en bebidas o pastillas con mucha cafeína y azúcar u otras medicinas peligrosas, compradas sin receta médica, porque ni se atreven a contárselo al médico, hasta que ya es demasiado tarde o les llega un aviso de enfermedad o de rotura familiar. Algunas veces lo hacen, porque sus jefes les dicen “Trabaja fuerte, que algún día todo esto será tuyo” Y ellos se lo creen, porque les conviene justificarse ante si mismo y la familia. No se dan cuenta, que en cuanto en la empresa vean que ya lo han quemado, lo sustituirán por otro mas barato, más joven y posiblemente con más conocimientos. Nadie le agradecerá la excesiva dedicación que tuvo hacia la empresa. Incluso las amistades, profesionales o sociales, desaparecerá cuando ya no se miembro del club de empleados imprescindibles. La rentabilidad de cada puesto de trabajo, es así. Al final sólo habrá conseguido, tener una familia destruida.
La salud y la familia son más importantes que el trabajo. Hay que trabajar para vivir y no vivir para trabajar, aunque a algunos adictos al trabajo, ignorando que lo son, les aterren y depriman el tiempo libre de trabajo, que deberían dedicar a la familia, pero tienen miedo a los conflictos y a tener que resolver problemas, de la educación de los hijos y de convivencia, con el cónyuge. Prefieren hacer como los avestruces, esconder la cabeza debajo del ala. Aunque algunas familias, aceptan la adicción al trabajo de los padres, porque aparentemente les proporciona muchos beneficios, sin darse cuenta de lo que pierden, a corto y largo plazo.
10 Pasos para solucionar ésta u otras adicciones:
- Admitirlo hoy, pública y familiarmente la existencia del problema.
- Reconocer los daños producidos al otro cónyuge, a los hijos y a la familia.
- Aceptar que una persona sola, no puede solucionarlo y que necesita la ayuda de otros.
- Ponerse en comunicación con asociaciones o expertos, que puedan ayudarle a eliminar la adicción, con los métodos adecuados a su caso, ya experimentados.
- Cambiar el estilo de vida en las cosas relacionadas con la adicción.
- Hacer un plan de tiempos y actividades familiares y profesionales, relacionado con la propia salud física, mental y emocional.
- Ponerse los controles necesarios, para medir el desarrollo de los métodos empleados.
- Comprobar la mejora de la calidad de vida y estado emocional del cónyuge, hijos y familia.
- Reconsiderar el número de veces y la intensidad de las puestas en pie y no de las caídas en la adicción.
- No tener miedo a poner en práctica las soluciones, y no dar ni un paso atrás, sobre el terreno ganado a la adicción. Siempre adelante.
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