El referéndum realizado el viernes 25 de mayo en Irlanda para decidir si se suavizaba la legislación sobre el aborto en este país, concluyó con mayoría a favor de la derogación de la Octava Enmienda de la Constitución con la que se protegía el derecho a la vida de la madre y el niño por nacer. Un nuevo paso de Europa en favor de la cultura de la Muerte.
Al día siguiente, la Comisión encargada del recuento de los votos publicó que un 66,4% de votantes apoyó la derogación de la enmienda mientras que el 33,6% votó para que se mantuviera. Con esta decisión, el gobierno de Irlanda podrá modificar las leyes para permitir el aborto hasta las 12 semanas de gestación, llegando hasta 24 en algunos casos.
La Octava Enmienda fue aprobada en 1983 con un 67% de los votos y señala: “El Estado reconoce el derecho a la vida del no nacido y, con el debido respeto al mismo derecho a la vida de la madre, garantiza en sus leyes el respeto y, hasta donde sea practicable con sus normas, defiende y reivindica ese derecho”.
El grupo Save the 8th campaign, que lucha por la vida en Irlanda, consideró que el resultado de la votación es una “tragedia de proporciones históricas”, pero felicitó a quienes votaron por defender la enmienda hasta el final. “Cada vez que un no nacido sea asesinado en Irlanda nos opondremos a ello y haremos que nuestras voces se escuchen”, agregó, “El aborto estaba mal ayer y sigue estando mal hoy. La Constitución puede haber cambiado, pero los hechos no”.
Por su parte, Marjorie Dannenfelser, presidenta del grupo provida Susan B. Anthony List, dijo este sábado que “el resultado del referéndum es una profunda tragedia para el pueblo irlandés y todo el mundo. Mientras otros países occidentales incluyendo a Estados Unidos fueron accediendo al lobby del aborto, Irlanda siempre ha sido un brillante faro de esperanza por su firme defensa de los no nacidos y sus madres. Nos apena muchísimo este resultado”, resaltó.