- Con 1,32 hijos por mujer, dentro de medio siglo, cuatro de cada diez españoles tendrán más de 65 años
- En 2029, casi el 30% de las casas estarán habitadas por una sola persona y el 31,2% por dos
España ha perdido población por tercer año consecutivo. Desde 2012, el número de habitantes desciende porque el saldo positivo del crecimiento vegetativo (nacimientos menos defunciones) no compensa las cifras negativas de los flujos migratorios, que se han invertido con la crisis. En 2014, el número de residentes se situó en 46.439.864, después de haber tocado techo en 2012 con 46.818.216 habitantes. Nuestros bajos índices de fecundidad y el envejecimiento de la población, unido al retorno de inmigrantes, han hecho que diversas organizaciones alerten del «invierno demográfico» que llega.
Desde 2008, el desplome de la fecundidad ha sido imparable. De los 1,44 hijos por mujer de ese año, se pasó en 2014 a 1,32 (la tasa de reemplazo generacional está en 2,1 hijos). Y la tendencia es a empeorar. Antonio Argüeso, subdirector general de Estadísticas Sociodemográficas del INE explicaba a ABC tras la presentación de las Proyecciones de Población para 2064 que «ahora, las mujeres que están teniendo hijos son las que nacieron en los ochenta. Pero a partir de esa fecha comenzó a bajar la natalidad. Cada mes que pasa, se incorporan menos mujeres al grupo de las que están en la media de la edad de tener hijos».
El director de la Fundación Renacimiento Demográfico y autor de «El suicidio demográfico de España», Alejandro Macarrón, asegura que este desplome de la fecundidad «es el problema más grave de la sociedad española y al que menos caso se le hace, aunque potencialmente nos lleva a la extinción». Sin llegar a ese extremo, desde el INE reconocen que «un país con unos índices de fecundidad tan bajos es inviable a largo plazo. Y no podemos confiar en que la inmigración solucione el problema, eso solo lo hará el aumento de la fecundidad», puntualiza Argüeso.
Hasta el momento, en España nacen más personas de las que mueren. Pero ese saldo positivo es exiguo. En 2014 se situó en tan solo 31.678 personas, y en nueve comunidades (Galicia, Castilla y León, Asturias, Aragón, Extremadura, Cantabria, País Vasco, Castilla-La Mancha y La Rioja) ya fue negativo. Para este año, se espera que haya más muertes que nacimientos.
Entre 2014 y 2064, podríamos perder 8 millones de personas por ese desequilibrio entre nacimientos y muertes. En ese mismo periodo, se calcula que la inmigración solo aportará en torno a los 2,5 millones de personas; por lo que, en total, España vería caer en medio siglo su población de 46,5 millones a 40 millones.
Riesgo para la economía
Con esas cifras, España seguirá siendo demográficamente viable. De hecho, Diego Ramiro, jefe del departamento de Población del Instituto de Economía, Geografía y Demografía del CSIC, señala que «en 2064 tendremos una población similar a la de 2001». Cuestión distinta será el problema de la pirámide de población. «Dentro de medio siglo, el 40% de los españoles tendrá más de 65 años, lo que comportará riesgos para la estructura general económica». Entre ellos, el incremento de la tasa de dependencia (la relación entre la población que por su edad no trabaja y la que sí lo hace), que se elevará desde el 52,1%, al 95,6%.
La combinación de envejecimiento y descenso de la población también afectará al crecimiento económico. «Rebajará el PIB de la UE en 0,7 puntos porcentuales anuales durante las próximas décadas», subraya Gosta Esping-Andersen, coordinador del estudio «El déficit de natalidad en Europa», editado por Obra Social La Caixa. Y por último estarán los cambios sociales en los hogares españoles. En 2029, los unipersonales serán el 29,7% del total, solo superados por los de dos personas, que alcanzarán el 31,2%. Esto es lo que le espera a España, si nada cambia.
Diez medidas para mejorar
Por la Federación de Familias Numerosas y Foro de la Familia.
1. Visibilizar el alcance del problema
El Estado tiene la obligación de explicar a los ciudadanos el incierto futuro que le espera a una sociedad que decide no tener hijos. La creación de una Comisión de Familia permanente en el Congreso impulsaría la reflexión, análisis y estudio de propuestas para paliar nuestros insostenibles índices de fecundidad.
2. Potenciar el valor de la familia
Las autoridades deben concienciar a los ciudadanos de que mantener el alto nivel de bienestar que hemos conseguido requiere sacrificios. El primero, tener hijos. Es necesario que los medios transmitan un mensaje positivo de la familia, no de que los hijos son un estorbo para nuestras aspiraciones individuales.
3. Ayudar a la estabilidad familiar
Las familias estables son claves para favorecer la natalidad. Por eso es necesario el desarrollo de una Ley de Mediación Familiar que promueva la estabilidad y cohesión familiar a través de la mediación y resolución de las crisis y conflictos familiares.
4. Conciliar vida laboral y familiar
Sin horarios racionales es imposible asumir la responsabilidad de tener hijos. Hay que permitir a los padres ajustar su jornada laboral a la escolar. Impulsar desde la Administración el certificado de Empresa Familiarmente Responsable sería un buen paso en esa dirección. Otro, ampliar la red de escuelas infantiles de 0 a 3 años.
5. Permisos de paternidad y maternidad
Es necesario ampliar la baja de maternidad hasta las 18 semanas a partir del tercer hijo y también la de paternidad hasta las cuatro semanas, para promover la corresponsabilidad en el hogar y potenciar la parentalidad positiva. Igualmente incentivador sería una excedencia de 6 meses remunerada para la madre con un 60% del salario a partir del tercer hijo.
6. Más deducciones fiscales por ser padres
Tener hijos supone un importante esfuerzo económico que se podría paliar ampliando la deducción por maternidad de hijos menores de 3 años a todas las madres. Se podría elevar el mínimo exento del primer hijo a 1.900 euros, el del segundo a 2.240 euros, el del tercero a 4.080 y el del cuarto -y siguientes- a 5.080 euros. Tampoco sobraría una deducción fiscal del 15% del coste que suponen los servicios de las Escuelas Infantiles y de los gastos educativos de material escolar, comedor o transporte escolar, que no son pocos.
7. Recuperar el concepto de renta disponible
Un buen sueldo, con varios hijos, pasa automáticamente a no serlo. En países como Francia se divide la renta familiar entre el número total de integrantes de esa unidad. Sería un buen modelo a imitar.
8. Ayudas directas por número de hijos
Alemania concede una prestación mensual de 184 euros por hijo y Francia de 129 por dos hijos, 295 por tres y 460 por cuatro. En España ya sería un logro conseguir una prestación por hijo de 100 euros.
9. Complementos a las pensiones
No es justo que reciba la misma pensión quien no ha tenido ningún hijo que quien ha tenido cuatro, que pagarán las pensiones del que no tuvo. Igualmente habría que establecer una pensión mínima digna para aquellas madres y padres que no se han podido incorporar o reintegrar al mercado laboral por el cuidado de sus hijos.
10. Cotizaciones a la seguridad social
Ser madre penaliza en la empleabilidad. Reducir un 50% su cotización a la Seguridad Social facilitaría su reinserción o incorporación al mercado laboral. También sería bueno que la del padre se redujese.