Si es verdad que la adolescencia se alarga entre nosotros hasta los treinta y los cuarenta, me temo que este libro es la radiografía de media España, y creo que harán muy bien en leerlo hijos y padres, alumnos y profesores.
En cualquier caso, Pilar y Carlos Goñi observan por dentro y por fuera lo que es un adolescente. O sea: lo que piensa, lo que siente, lo que quiere, lo que dice y lo que hace. Para ello toman casi cuarenta expresiones típicas entre adolescentes, y muestran en qué medida son verdaderas y en qué medida son equivocadas, exageradas, subjetivas, perjudiciales, negativas. Por ejemplo: No sirvo para nada; estoy de bajón; no sé qué hacer con mi vida; este mundo apesta; el futuro me da miedo; no sé qué me pasa; solo quiero rollo; hago lo que me apetece; déjame vivir en paz; quiero irme de casa; no se puede hablar con mis padres; quiero ser famosa; hay que probarlo todo…
Leemos en una de sus páginas que «a un adolescente no hay que vencerlo sino convencerlo. No queramos hacerle capitular, porque no lo va a hacer. Podemos asediarlo a castigos, pero nunca tomaremos la plaza, pues no se trata de eso, sino de educarlo. Hagamos que abra las puertas y nos deje entrar. Entonces podremos dar criterios y orientaciones, que serán percibidos como propios y no como impuestos por el invasor».
Un libro sereno y dialogante, que Sócrates recomendaría entre la bibliografía de la asignatura siempre pendiente del conocimiento propio. Un libro admirablemente escrito, a la altura de Savater o Marina, que revela en los autores el poso de incontables lecturas y, sobre todo, la experiencia como padres de dos hijos y como profesores de innumerables alumnos.
Reseña de José Ramón Ayllón