El anuncio del ministro de Educación sobre la desaparición de Educación para la Ciudadanía es una demostración palpable de que ciudadanos anónimos responsables, si tienen las ideas claras, capacidad de sacrificio y perseverancia en el esfuerzo, pueden influir en las decisiones del poder político. El mismo ejemplo se deduce de los anuncios de los ministros de Justicia y Sanidad sobre modificación de la ‘Ley del Aborto’ y elaboración de leyes de protección y apoyo a la maternidad.
Durante los últimos 8 años, las familias españolas hemos hecho un notable trabajo para organizarnos, hacernos presentes ante la opinión publica e influir en la agenda política que está rindiendo sus primeros éxitos. Obviamente no es éste un trabajo fácil ni de éxitos inmediatos, pero estos primeros frutos conseguidos acreditan que no es una labor inútil sino todo lo contrario; y además, lo más difícil que es empezar, ya está hecho. Toca ahora perseverar con inteligencia en la línea que hemos comenzado para aumentar nuestra capacidad de lobby y de presencia pública hasta conseguir ser una fuerza determinante en el proceso de toma de decisiones por parte de todos los poderes públicos.
Enhorabuena a todos los que han colaborado en esta tarea y ánimo para perseverar sin cansancio en la misma.
