La semana pasada recibí a través del correo electrónico una noticia sorprendente. Un grupo de valientes se ha atrevido, desde un planteamiento científico, profesional y médico, a desafiar el pensamiento de género reinante en la globalización de la ideología única.
Sí, se trata de la presidenta del Colegio Americano de Pediatras, de su vicepresidente y de un distinguido profesor de psiquiatría de la Universidad John Hopkins de Baltimore, Maryland. Tuvieron la osadía de firmar un documento en el que se “urge a los educadores y legisladores a rechazar todas las políticas que condicionen a los niños para aceptar como normal una vida de suplantación química o quirúrgica de su sexo por el sexo opuesto. Son los hechos, y no la ideología, quienes determinan la realidad.”
Esbozan ocho puntos muy claros y precisos, amparados en el aval de la evidencia científica, la verdad extraída de la experiencia. Resumo sus conclusiones. La sexualidad humana es un rasgo biológico objetivo binario, XY y XX son marcadores genéticos saludables, no los marcadores genéticos de un trastorno. Nadie nace con un género, todos nacemos con un sexo biológico. La creencia de una persona, de que él o ella es algo que no es, constituye un signo de pensamiento confuso. Los bloqueadores hormonales durante la pubertad pueden ser peligrosos y se asocian con riesgos para la salud. Hasta un 98% de niños con género confuso y hasta un 88% de niñas con género confuso aceptan finalmente su sexo biológico tras pasar la pubertad de forma natural.
Es más, las tasas de suicidio son veinte veces mayores entre los adultos que utilizan hormonas cruzadas y sufren cirugía de reasignación de sexo.Condicionar a los niños a creer que es normal estar toda la vida sustituyendo química y quirúrgicamente su propio sexo por el opuesto constituye un abuso infantil.
Hasta aquí lo expuesto por el colegio de pediatras. Pues bien, los responsables de igualdad y de educación del sindicato UGT de Castilla y León parece que no se enteran. Consideran que su condicionamiento cultural de desconstrucción social puede incluso llegar a justificar dar publicidad gratuita a un libro en el que se ve la transexualidad como ”material educativo para derribar los muros de la discriminación”, según recoge Fonsi Bonafonte en el Boletín de Igualdad del mes de marzo, nº 96 de FSP-UGT.
La escritora Concepción Rodriguez Gasch, maestra de título, no lo sé si de profesión, tiene que estar muy agradecida por la campaña gratuita que le está haciendo esta sección sindical a su libro Llámame Paula, publicado por Bellaterra, y que ya ha editado otros del mismo “género” (aquí si cuadra la palabra).
Yo me pregunto qué es lo que ha de inspirar a un maestro y a un educador…. ¿la búsqueda de la verdad científica y contrastada o la ideología infundada? ¿La evidencia antropológica de lo que es el ser humano o el deseo de destruir la naturaleza humana? Sí, ya nos han lavado el cerebro de mil formas con la manida falacia de Simone de Beauvoir, “la mujer no nace, se hace”; sin embargo, como nos dicen los pediatras americanos, la realidad, aunque no lo queramos, termina por imponerse. Lo único que no perdona es la propia naturaleza.
Queridas familias, si tenéis un hijo con alguno de los síntomas que se describen en el documento de Colegio Americano de Pediatras, hay muchos pediatras y personal cualificado que os pueden ayudar, recurrid a ellos. Ya se constatan muchos casos truncados y marchitos. Además, estoy seguro que la sociedad civil cada día está más preparada para apoyaros y acogeros. Finalmente, debemos todos exigir a la Administración Pública que vele para que ningún niño sufra en el ámbito educativo planteamientos ideológicos contrarios a la evidencia científica.
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Artículo publicado en Tribuna de Salamanca, escrito por José Javier Rodríguez.