Maryland iba a ser el sexto estado que diera luz verde al matrimonio gay en EE.UU. Todo iba viento en popa. El Senado del estado había aprobado ya el proyecto por 25 votos a favor y 21 en contra. La prensa más importante estaba a favor de un proyecto que presentaba como “inevitable”. La firma de lobbying contratada por el movimiento gay había inundado a los parlamentarios con e-mails a favor del proyecto, y organizado manifestaciones en torno a la Cámara. La aprobación del matrimonio gay sería la coronación de un proyecto presentado en 2008, y enviaría una poderosa señal a toda la nación.
En contra del proyecto estaban políticos republicanos, la Iglesia católica y otras Iglesias con especial presencia de negros creyentes. No lo tenían fácil. Tan poderoso era el lobby gay, que ninguna firma de lobbying se había atrevido a representar a las Iglesias que se oponían al proyecto.
Pero una dilación en el Comité Judicial de la Cámara permitió ganar tiempo a los opositores al proyecto, que a su vez escribieron e-mails a los parlamentarios manifestando que un voto a favor sería contra su deseo. La coalición de Iglesias se empleó a fondo en su campaña. Los congresistas empezaron a temer la reacción de su electorado y no pocos dieron marcha atrás.
Los promotores del proyecto también cometieron errores. Pensando que tenían la victoria al alcance de la mano, no aceptaron enmiendas al proyecto: era un “lo tomas o lo dejas”.
Al final, incapaces de alcanzar una mayoría, los promotores del proyecto prefirieron retirarlo, pues una votación perdida hubiera supuesto un precedente más negativo. Prometen volver a la carga el próximo año.
La oposición de las Iglesias ha sido determinante. La de la Iglesia católica se da por descontado. La de las Iglesias de mayoría afroamericana es un quebradero de cabeza para el lobby gay. A muchos negros les molesta el argumento de que el matrimonio homosexual y el matrimonio interracial son asuntos similares de derechos civiles, cosa que a su juicio no se sostiene.
Los defensores del matrimonio gay lo presentan como algo que está destinado a aprobarse “inevitablemente”. Pero otros muchos creen que no hay nada inevitable. También el Senado de Nueva York rechazó en diciembre de 2009 una ley del mismo tipo, que parecía a punto de aprobarse.
De haberse aprobado esta propuesta de ley, Maryland se habría unido a los cinco estados –Massachusetts, Connecticut, Vermont, Iowa y New Hampshire– que admiten este tipo de enlaces. California y Maine revocaran su aprobación previa tras preguntar a los electores en referéndum.