Estados Unidos sigue dándonos ejemplo de cómo se puede hacer reversible la banalización del aborto iniciada en el último cuarto del siglo XX en todo el mundo occidental. Crece sin parar en USA el número de leyes que restringen la práctica del aborto en los distintos estados de la Unión y a la par va disminuyendo ya de forma consolidada el número de abortos que se practican en aquel gran país; y ello a pesar de contar con el presidente más comprometido con la defensa del aborto de toda su historia.
El conjunto de estos datos, pone de manifiesto que la vía americana para acabar con el aborto es más el fruto de la actividad de la sociedad civil que de los políticos; buen precedente a tener en cuenta en España.
No sabemos aún con certeza si el Gobierno del Partido Popular sacará adelante la comprometida y anunciada derogación de la vigente Ley de 2010 o si, irresponsablemente, incumplirá su compromiso electoral en la materia. Pero, en cualquiera de los dos escenarios, es evidente que aquí como en Estados Unidos el liderazgo de la recuperación de la cultura de la vida y del trabajo para la disminución progresiva del número de abortos nos corresponde a los ciudadanos comprometidos. Si los gobernantes fuesen responsables y serios, nos ayudarían en esta tarea; pero si, cobardemente nos abandonan y nos dejan solos, también continuaremos trabajando en pro del objetivo irrenunciable de construir una sociedad en la cual algún día haya leyes justas con el no nacido y dónde no haya ni un aborto porque toda mujer cuente con el apoyo necesario para superar cualquier dificultad o problema asociados al embarazo y la maternidad.