Una sentencia positiva equivaldría a reconocer un derecho fundamental al eugenismo con respecto a las personas minusválidas.
El Tribunal debe pronunciarse sobre la denuncia (KRUZMANE contra Letonia) de una mujer contra su médico que no le hubiera prescrito durante su embarazo una prueba de detección de la trisomía, prueba que le hubiera permitido enterarse de la trisomía de su niño y, por consiguiente, abortar.
Ante el peligro de ver el procedimiento de detección y eliminación prenatal sistematizado y considerado como un derecho humano, los signatarios de esta declaración: asociaciones, familias y allegados a personas trisómicas y minusválidas, hacen un llamado a la conciencia del Tribunal y de las instituciones europeas para que reconozcan la humanidad y protejan el derecho a la vida de las personas trisómicas y minusválidas.
Reconocer como derecho humano el hecho de suprimir la vida de los niños trisómicos antes de su nacimiento lleva a estigmatizar a un grupo humano seleccionado sobre la base de su genoma, a negar simple y llanamente la humanidad de las personas que padecen de esta patología, y a instaurar el mecanismo de su eliminación.
Hoy en día, la eliminación sistemática de los niños trisómicos en Europa constituye una verdadera violación de los derechos humanos, y no el hecho de que algunos de ellos hayan escapado a esta selección.
Nosotros, asociaciones, personas minusválidas y sus familias, pedimos al Tribunal que reafirme el principio de la prohibición del eugenismo, así como la obligación de los Estados de proteger la vida de toda persona, incluidas las personas minusválidas antes de su nacimiento. Es todo un reto de humanidad para nuestra sociedad europea.