Coinciden más o menos en el tiempo los estrenos de tres producciones animadas para el público familiar (en teoría) de ambientación gótica y fantaterrorífica. Mientras que Hotel Transilvania estaba elaborada mediante gráficos de ordenador, Frankenweenie y El alucinante mundo de Norman tienen en común que utilizan la antigua técnica del stop-motion. Produce la compañíaestadounidense Laika, especializada en animación fotograma a fotograma para largometrajes, videoclips y anuncios publicitarios.
La acción de El alucinante mundo de Norman transcurre en Blithe Hollow, una pequeña localidad, donde 300 años atrás hubo una terrible caza de brujas. Norman Bacock, un niño de once años un tanto ‘rarito’, apasionado del cine de terror, tiene la habilidad innata de conversar con los muertos, incluyendo a su difunta abuela. Aunque sus padres no le creen, y en el colegio se ríen de él, el marginal Norman será el único que tiene posibilidades de salvar la situación cuando una ancestral hechicera y una plaga de zombies amenazan el lugar.
Dirigen El alucinante mundo de Norman a cuatro manos Sam Fell (responsable de Ratónpolis y El valiente Despereaux, con experiencia en stop-motion en cortos de Aarmand) y el debutante Chris Butler (supervisor de storyboards de Los mundos de Coraline y La novia cadáver), que también firma el guión. No todo son maquetas artesanales –que destilan encanto– sino que se combinan con efectos especiales por ordenador.
Abundan las referencias a clásicos como El mago de Oz, y a películas referentes de los aficionados al cine de terror, como Suspiria, El día de los muertos, El sexto sentido, Agárrame ese fantasma, La noche de Halloween, la saga de Viernes 13 o Manos: The Hands of Fate. Si los filmes de compañías como Walt Disney, Pixar o Dreamworks se esfuerzan por contentar a padres e hijos, El alucinante mundo de Norman parece tener también muy presente a los incondicionales de este tipo de cine fantástico, sobre todo de serie B.
Aunque su ambientación tiene detalles un tanto oscuros, en esencia acaba siendo un film positivo, con moralejas para los más jóvenes. El alucinante mundo de Norman apuesta por la tolerancia y comprensión hacia las personas diferentes y estrafalarias. También denuncia las consecuencias negativas del miedo irracional hacia lo desconocido.