Autor: José Fernando Calderero
Editorial: Sekotia
Prácticamente «todo el mundo» afirma rotundamente que la Educación es muy importante y quizá sea por eso por lo que los que detentan el poder intentan, de una u otra forma, “hacerse con ella”. Ahora bien, ¿esa “Educación” es la verdadera educación, la que ayuda eficazmente a que cada uno alcance su propia plenitud personal y a que impere la auténtica libertad, igualdad y fraternidad?
El autor hace un amplio recorrido a través de diversas situaciones, conceptos, principios y buenas, o no tan buenas, prácticas educativas y escolares y nos va llevando hacia reflexiones personales que nos mueven a asumir el protagonismo que podemos, y debemos, ejercer.
En todo momento procura distinguir lo educativo y la enseñanza como dos realidades inseparables pero diferentes. En particular procura que no se identifiquen necesariamente los términos “educación” y “escolarización”.
A lo largo de las páginas, salpicadas de numerosos hechos reales vividos en primera persona por el autor, se presenta el hecho educativo como algo de enorme trascendencia en la vida con el que se deben detectar, tener en cuenta y satisfacer las necesidades educativas personales.
Presenta un horizonte alejado de todo colectivismo e individualismo, que considera
profundamente despersonalizadores y auténticos cánceres del cuerpo social.
Para educar, en el sentido más profundo y noble de la palabra, es necesario que educadores y educandos tengan muy claros los objetivos que pretenden y que la actividad se desarrolle desde la libertad, en libertad y para la libertad.
Acaba proponiendo al educador que actúe de forma que los hijos o alumnos deseen imitarlo.