Después de dos días de debate, que continuará mañana viernes, el Ejecutivo ha superado, por ahora, todas la votaciones sobre las 165 enmiendas presentas a la nueva ley, que prevé autorizar la interrupción del embarazo cuando la vida de la madre esté en peligro, lo que incluye la citada amenaza de suicidio.
El aborto, no obstante, ha evidenciado la división que provoca este asunto en un país mayoritariamente católico y entre los miembros del FG, cuyo líder, el primer ministro Enda Kenny, ha obligado a votar a favor o a exponerse a la expulsión automática.
Creighton, de 33 años, se declaró hoy «entristecida» por tener que abandonar su cargo y el partido al que ha pertenecido desde que tenía 18 años, si bien aseguró que, por motivos de consciencia, estaba dispuesta a aceptar las consecuencias.
«No guardo rencor ni amargor ni nada por el estilo. Estoy muy entristecida, pero de verdad -dijo la exsecretaria de Estado- le deseo lo mejor a Enda Kenny y a todo el Gobierno», que espera tener aprobada la nueva legislación antes del próximo 18 de julio.
En la actualidad el aborto es ilegal en Irlanda menos cuando la vida de la madre está en riesgo, pero está sujeto a la interpretación de los médicos que normalmente tienden a negarse a interrumpir embarazos por miedo a consecuencias legales o por convicciones religiosas.
La nueva ley sustituirá a la normativa actual, que permite interrupciones del embarazo en circunstancias muy limitadas siguiendo directrices muy vagas recogidas en la Constitución.
El texto propone ahora que las interrupciones del embarazo en casos no considerados «de urgencia» se practiquen en unidades de ginecología del servicio público de salud, después de que dos médicos certifiquen que existe un «riesgo sustancial y real» para la vida de la madre.
Si se trata de una emergencia, un solo médico podrá decidir si es necesario practicar un aborto para salvar la vida de la embarazada.
No obstante, los médicos irlandeses podrán negarse a practicar un aborto por «objeción de conciencia», si bien el hospital seguirá estando obligado a ofrecer la interrupción del embarazo en casos pertinentes.
Pero es la inclusión de la amenaza de suicidio como motivo para abortar la cláusula que más preocupa a algunos conservadores, pues creen que abrirá la puerta en Irlanda a lo que denominan «abortos a la carta». EFE