Queda así patente que corresponde a la sociedad civil, a nosotros, convertirnos en la voz que recuerde a la sociedad española una y otra vez el inmenso drama moral que supone el aborto y que clame sin cansancio por la reconstrucción de la cultura de la vida y la aparición de leyes que protejan el derecho a la vida y a la mujer embarazada.
Se hace así más necesaria aún la manifestación del 14M pues tiene que convertirse en una señal clara a todos los españoles, y al mundo entero, de que existe mucha gente que sigue empeñada en defender la causa de la vida y que está dispuesta a dar la cara cuantas veces sea necesario y en todos los foros en que sea posible.
Tú y yo tenemos la obligación moral en estos momentos de convertirnos en altavoces de los derechos de los niños no nacidos y de las mujeres necesitadas de ayuda para ser madres. No podemos acostumbrarnos al drama del aborto ni pensar que esta batalla esté perdida sólo por que una mayoría política coyuntural renuncie a defenderla. La defensa de la vida es, en nuestros tiempos, algo demasiado importante como para que lo dejemos en manos de la minoría dirigente. Son los ciudadanos responsables con convicciones firmes quienes cambian la historia y ayudan a construir un mundo mejor. A ello aportaremos el 14M nuestro granito de arena, apórtalo tú también.