Lo que los hijos no aprendan en casa, en ningún lugar lo harán. El hecho de ser padres supone la gran responsabilidad de educar a los hijos. Todos los demás que estén alrededor de la familia ayudarán a los padres en esa gran responsabilidad que tienen.
Si la educación no se da en casa, difícilmente se logrará en otro lugar. Si en casa los niños no aprenden a vivir amorosamente, ¿acaso lo aprenderán en la escuela? Si los niños en la familia no aprenden a respetar a los demás, a compartir lo que tienen, a colaborar con las necesidades de los demás miembros de la familia, ¿acaso lo aprenderán en la calle, en la misma escuela o en un parque? Lo que no se enseñe a los niños en casa, en ningún lugar se les enseñará.
Por lo tanto, los padres tienen la gran responsabilidad de crear un ambiente familiar lleno de amor por sus hijos, donde se respete a todas las personas y donde los hijos puedan ser mejores cada día, desarrollando sus cualidades, y donde aprendan a convivir con los demás. Unos padres responsables se esforzarán por que sus hijos sean respetados en casa, aceptarán a cada uno como es y les ayudarán a ser mejores.
Educar a los hijos cuesta esfuerzo pero unos padres responsables harán todos los esfuerzos necesarios para educarlos.