Dalila: “Tenía miedo de perder mi empleo, mi pareja, me sentía realmente sola, sentía que no tenía el apoyo de alguien, ni siquiera de una persona que me dijera ‘vas a salir adelante’”.
El 14M CADA VIDA IMPORTA defenderá la protección de las mujeres embarazadas, que necesitan un entorno de apoyo social donde se defienda el derecho a la maternidad con medidas concretas de ayuda para que no se vean abocadas al aborto.
Madrid 26 de febrero de 2015.- El pasado 29 de enero, más de 40 asociaciones de la sociedad civil española se juntaron bajo el lema CADA VIDA IMPORTA para organizar una gran manifestación el 14 de marzo de 2015 a favor de la vida, la mujer y la maternidad. Desde el anuncio de la convocatoria, los ciudadanos identificados con la defensa de la vida y la mujer empezaron a comunicar la manifestación desde todos los rincones de España y del mundo.
En este sentido, llega el testimonio de Dalila, actualmente tiene 38 años, abortó hace diez, con 28. Señala que sabe lo que hizo y se arrepiente; por eso, ahora, da la cara por la vida con su testimonio y lo hará también el 14M en la manifestación. En su testimonio (pincha aquí para verlo), cuenta que ahora ayuda a las madres para evitar que pasen por el drama del aborto que suele culminar en un síndrome -el síndrome posaborto- con graves efectos. Además, pone su empeño en mostrar a las mujeres embarazadas – que por sus circunstancias se ven abocadas al aborto- que existen asociaciones de apoyo psicológico, material, medico y jurídico para que puedan tener a sus hijos.
Dalila explica por qué terminó abortando al hijo que esperaba: “tenía miedo de perder mi empleo, mi pareja, me sentía realmente sola, sentía que no tenía el apoyo de alguien, ni siquiera de una persona que me dijera ‘vas a salir adelante’, mi pareja no me dio oportunidad, se negó totalmente”. Dalila pensaba que no tenía porqué arriesgar nada. Buscó una clínica de aborto en Internet y la encontró. Precisa que fue con la esperanza de no hacerlo y que acudió allí sin ser realmente consciente de lo que es en sí un aborto. “Es un lugar preparado para que salgas sin tu bebé, en el que nadie te pregunta si quieres hacerlo”, señala.
Tras abortar, Dalila explica que no sintió ningún alivio: “Es una experiencia horrible porque eres consciente de lo que está ocurriendo allí y en ese momento te pones a imaginar la cantidad de bebés que matan allí a diario y somos las madres las que lo permitimos. Es un cuadro que no se te olvida nunca. Aborté por no perder a mi pareja, no resultó porque él se fue de todas formas”.
Tras pasar por esta experiencia, Dalila acude a diario a la puerta clínicas de aborto para intentar ayudar a otras madres a seguir adelante con sus embarazos ya que, según señala, son las circunstancias las que abocan a la mujer a este drama. “Tus padres, tu esposo, tu pareja, o quien este en ese momento a tu lado; lo que esa persona quiera no debería ser el detonante para que una mujer tome la decisión”.
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