Se titula
“Diez razones para no legalizar el matrimonio del mismo sexo (same-sex marriage) en el Reino Unido, la han firmado hasta la fecha (en apenas dos días) casi 70.000 personas, y viene propuesta por la plataforma
Westminster 2010(1). Pero antes de conocer su texto, conviene al lector saber cómo se halla la cuestión del matrimonio homosexual en el Reino Unido en este momento. Pues bien, lo que existe al día de hoy es una así llamada
civil partnership, emparejamiento civil que, como recuerda la declaración que va a conocer Vd. a continuación, supone la total equiparacíón al matrimonio, salvo porque no se llama «matrimonio». La reivindicación actual versa sobre dos puntos: el primero, que pase a llamarse «matrimonio». El segundo, que pueda celebrarse, si así lo desean los contrayentes, en templos de culto.Establecida la premisa de partida, la
Declaración de Westminster reza como sigue:
“El Reino Unido sufre creciente tensión para legalizar el matrimonio del mismo sexo y el Primer Ministro David Cameron está determinado a sacarlo adelante. Una consulta sobre el matrimonio del mismo sexo se celebró en Escocia en diciembre de 2011, y una nueva consulta se va a celebrar el próximo mes en Westminster para considerar como (¡no si!) la legalización debería realizarse en Inglaterra y Gales. Mucha gente se pregunta: ¿por qué no?
He aquí diez razones para no legalizar el matrimonio del mismo sexo:
1º.- El matrimonio es la unión de un hombre y una mujer. A través de la historia en la práctica totalidad de las culturas y fes en todo el mundo, el matrimonio ha sido establecido para ser la unión de un hombre con una mujer. El matrimonio ha existido miles de años antes que nuestra propia nación, y ha sido reconocido en nuestras leyes como “la unión voluntaria de un hombre y de una mujer con la exclusión voluntaria de toda otra persona para una vida” (sentencia Hyde v Hyde 1866). La Declaraciópn de Naciones Unidas (artículo 16) reconoce que la familia formada por un hombre y una mujer “es la célula natural y fundamental de la sociedad y tiene derecho a la protección por la sociedad y por el estado”. No depende de los gobiernos redefinir el matrimonio sino simplemente reconocerlo para lo que es, y promoverlo y protegerlo como institución única.
2º.- Las parejas del mismo sexo ya tienen regulado el emparejamiento civil. Todos los derechos legales del matrimonio son ya obtenibles para las parejas del mismo sexo a través del emparejamiento civil, de modo que no existe necesidad de redefinir el matrimonio para incluírlas. El Presidente de la Family Division ha incluso definido el emparejamiento civil confiriéndole “los beneficios del matrimonio “en todo salvo el nombre”. Tal movimiento conduciría inevitablemente al empartejamiento civil abierto a parejas de sexo opuesto, sobre la base de la “igualdad”. Pero el matrimonio y el emparejamiento civil han sido descritos para dos tipos muy diferentes de relación, y deberían mantenerse como diferentes. No es ni debería ser, que una sola talla valga para todos los tamaños.
3º.- Redefinir el matrimonio sin consulta es antidemocrátrico. Ningún líder político que apoya la legalización del matrimonio del mismo sexo lo anunció como prioridad en su programa electoral. La gran oposición al movimiento y las presiones a dar un paso adelante con la legalización conducirán a unos considerables disenso y división. Legalizar el matrimonio del mismo sexo para apaciguar a una pequeña minoría es erróneo y no debería colársele engañosamente al pueblo inglés sin una consulta formal sobre “si” más bien que “cómo” debería hacerse.
4.º- Igualdad no significa uniformidad. En una sociedad libre todos aceptamos que muchas actividades humanas no están abiertas a todos. No a todo el mundo se le permite beber alcohol, conducir un coche, comprar porpiedades, votar, poseer una empresa, ir a la Universidad, visitar Buckigham Palace o participar en los 100 metros femeninos en unas Olimpiadas. Es no significa que los que no pueden ejecutar esas actividades sean de alguna forma denigrados o menospreciados, sólo que existen criterios de eligibilidad. Las parejas del mismo sexo no cumplen con los criterios de elegibilidad para el matrimonio, que debe ser reservado para la unión voluntaria de un hombre y una mujer de por vida.
5º.- Proteger el matrimonio tradicional salvaguarda a los niños y a la sociedad. Matrimonios estables y familias formadas por un padre y una madre son el pilar de la sociedad y el estado tiene obligación de proteger la unicidad de estas instituciones básicas. Aunque la muerte y el divorcio puedan impedirlo, los niños están mejor cuando son criados por un padre y una madre. Mientras que padres monoparentales o parejas del mismo sexo pueden hacer un buen trabajo en la crianza de un niño, las políticas sociales tienen que acomodarse a lo que es el caso normal, y los niños tan lejos como sea posible a una madre casada y un padre involucrado en su crianza. En general, las pruebas demuestran que los matrimonios proveen a adultos y niños una estabilidad que es difícil de mejorar en términos de resultados. Existen muchísimas pruebas que demuestran que el matrimonio conduce a mejores relaciones en la familia, a menor dependencia económica, a mejor salud física y longevidad, a mejor salud mental y bienestar emocional, a menores índices de delincuencia y a menor violencia doméstica. Por contraste, la libertad sexual y la ruptura de relaciones cuesta al reino Unido cien mil millones anuales y ningún otro modelo de familia ha demostrado tener la misma estabilidad que el matrimonio tradicional. Los matrimonios del mismo sexo, en comparación con el matrimonio, es un modelo social no testado y experimental.
6º.- El matrimonio es la única relación biológicamente complementaria. El matrimonio es la única unión legal que puede conducir de manera natural a tener niños. Requiere tanto un hombre como una mujer tener un niño. El hecho de que hay una vinculación natural entre intimidad sexual y procreación es lo que hace al matrimonio distinto y diferente. Redefinir el matrimonio socavaría esa diferenciación y incurriría en el riesgo de normalizar la instrumentalización tecnológica de la reproducción incrementando el número de familias en las que existe una confusión de la identidad biológica, social, y familiar.
7º.- Redefinir el matrimonio será complejo y caro. Redefinir el matrimonio podría costar miles de millones y obligor a la reforma de cientos de leyes. La palabra matrimnonio aparece 3.258 veces en la legislación británica, que subraya el papel central que la institución juega en la legislación nacional. Introducir el matrimonio del mismo sexo es una caja de grillos legal que no se puede alcanzar sin alterar la definición común y legal de la palabra “matrimonio” y otras plabras que lo definen (por ejemplo “marido y mujer”, “consumación”, “adulterio”). Estos cambios cambiarán inevitablemente la definición y naturaleza del matrimonio para parejas del sexo opuesto, intentando acomodar estas dos clases de relación muy diferentes bajo el mismo paraguas legal. De acuerdo con la definición realizada para el grupo por los derechos gay Stonewall por un ex funcionario civil, el coste de implementar una opción favorecida rondaría los 5.000 millones de libras. Esta cifra conduce a un teórico incremento de las parejas de hecho convertidas en parejas civiles, con caóticas repercusiones en sus derechos a percibir pensiones y otros beneficios fiscales. Simplemente, no se trata de una prioridad del Gobierno en un momento en el que la recesión económica como la presente no aconseja incurrir en nuevos derechos.
8º.- Las escuelas serán obligadas a enseñar sobre la nueva definición de matrimonio. Bajo las leyes educativas existentes, las escuelas serán requeridas para enseñar a enseñar a los niños que el matrimonio puede ser entre un hombre y una mujer, entre dos hombres o entre dos mujeres. Esto confundirá a los niños cuyos padres puedan desear enseñarles de acuerdo con sus propios valores y su cosmovisión de la vida. Los padres que objeten pueden verse socavados a los ojos de sus hijos, estigmatizados como homófobos y prepotentes e impedidos de una total implicación en los colegios.
9º.- Redefinir el matrimonio no se conformará con el matrimonio del mismo sexo. En México el matrimonio del mismo sexo fue seguido del matrimonio por dos años de plazo. En Canadá, legalizar el matrimonio del mismo sexo ha conducido a los que apoyan la poligamia a demandar en los tribunales el reconocimiento de sus uniones. Si la definición legal se cambia para acomodar a las parejas del mismo sexo, otros grupos minoritarios con un interés propio (musulmanes, mormones, bisexuales, poliamoristas), obtendrán una nueva base argumental para la legalización de la poligamia y de los matrimonios en grupo. La mejor defensa contra esto es mantener la definición legal de matrimonio único y distintivo, un hombre, una mujer, de por vida.
10º.- Redefinir el matrimonio conducirá a discriminación basada en la fe. Hemos presenciado ya una ola creciente de discriminación contra gente que apoyaba el matrimonio tradicional como resultado de la legalización del emparejamiento civil y su equiparación con la legislación sobre igualdad. Si el matrimonio del mismo sexo es legalizado los empleadores que proveen seguridad social a empleados casados se verán obligados por ley a extender esos beneficios a esposo del mismo sexo. Se verán también ante procesos judiciales por emprender cualquier tipo de acción –no importa cuan modesta- contra empleados por el hecho de obtener un matrimonio civil con un miembro del mismo sexo. La adopción y los servicios de asistencia infantil con un componente religioso que coloquen niños exclusivamente con parejas casadas serán emplazadas legalmente a colocar niños con personas del mismo sexo que estén civilmente casadas. A consejeros matrimoniales con principios religiosos les sería denegada la acreditación profesional por rehusar proveer consejo en apoyo de matrimonios del mismo sexo. Todas estas iniciativas emplazarían a grupos de fe en la odiosa posición de ser forzados a actuar contra sus conciencias o encarar la marginalización, la exclusión y la litigación convirtiéndolos en combustible de la fragmentación social, el sectarismo, el antagonismo y la inquietud social.
Viernes, 24 de febrero de 2012”.
(1) La plataforma Westminster 2010 es una plataforma abierta a todas las adscripciones cristianas presentes en el Reino Unido. Son sus promotores “clave” las siguientes personalidades de la vida pública británica:
•Lord Carey. Ex-Arzobispo de Canterbury.
•Cardenal O´Brien. Iglesia Católica en Escocia.
•Michael Nazir-Ali. Ex-obispo de Rochester.
•Steve Clifford. Director General de Evangelical Alliance.
•Lyndon Bowring. Executive Chairman, CARE.
•Paul Ashton. CEO, Prospects for People with Learning Disabilities.
•Steve Brady. Presidente del Moorlands College.
•Julie Anderson. Fundador de Prayer for the Nation.
•Anita Cleverly. Director de ASK Prayer Network UK/European.
•Gerald Coates. Fundador de Pioneer, Speaker, Author, Broadcaster
•Chris Cole – Fundador de Cross Rhythms
•Baroness Cox – Casa de los Lores.
•Philip Giddings. Presidente de Mission and Public Affairs Council, Church of England.
•John Glass. Superintendente General de Elim Churches.
•Martin Goldsmith. Associate Lecturer, All Nations Christian College, Author, International Conference Speaker.
•Lynn Green. Presidente Internacional de Youth With A Mission.
•Archbishop Hackman – Transatlantic and Pacific Association of Churches (TAPAC).
•Clifford and Monica Hill. Director de Proyectos y Director Executive de Contemporary Christianity.
•Tony Horswood. Director de Connections.
•Kate and Paul Jinadu. Inspectores de New Covenant Church Network.
•Matilda McAtthram. Black Mental Health UK.
•Peter Maiden. Director International de Operation Mobilisation.
•Judy Littler Manners. Fountain House Ministries.
•Yaqub Masih. Presidente de Pakistan Christian Concern.
•David Montgomery. Superintendente de Distrito de England and Wales, Church of the Nazarene.
•Jonathan Oloyede – Convener, Global Day of Prayer London.
•Hugh Palmer. Rector de All Souls Church.
•Peter Saunders. CEO, Christian Medical Fellowship.
•David Shosanya. London Baptist Association.
•Olave Snelling. CEO, Christian Broadcasting Council.
•Simon Steer. Presidente de London School of Theology.
•Chris Sugden. Secretario Ejecutivo de Anglican Mainstream.
•Mike Wall. Director Ejecutivo de All Nations Christian College.
•Andrea Williams. Director de CCFON.
•Dennis Wrigley. Jefe de la Maranatha Community.
•Mark Stibbe. Fundador y Jefe de Father´s House Trust.
•David Stroud. Jefe de Newfrontiers family of Churches in the UK.
•Chris Wright. Director Internacional de Langham Partnership International.
•Paul Perkin. Presidente de Fellowship of Confessing Anglicans.
•Obispo Dr Joe Aldred. Secretario de Minority Ethnic Christian Affairs.