CONCLUSIONES
1. El VIII Congreso Nacional de Familias Numerosas desea destacar en primer lugar el papel fundamental y principal de los padres y madres en la educación y formación de nuestros jóvenes, en un entorno cambiante y flexible, cada vez más dominado por las nuevas tecnologías. Para poder realizar esta tarea, que es básica para el progreso y para la cohesión social, es necesario un modelo social adecuado, que nos permita a las familias poder realizar las funciones que nos son propias. Actualmente vivimos el proceso contrario: una progresiva anulación de las funciones de los padres, para a su vez ser transferidas a otros estamentos (escuela, medios de comunicación, Estado), que nunca van a poder sustituir ese primer núcleo de socialización y sobre todo de amor, que es la familia. Esto supone apostar por un fuerte cambio cultural y de conductas, que devuelva a la familia el protagonismo que le corresponde, convencidos de que es la mejor y más sostenible alternativa a tantos problemas que hoy en día dominan los titulares.
2. Este Congreso también desea poner de relieve el papel principal que, en estos momentos de fuerte crisis económica, están protagonizando las familias para atender a ancianos, enfermos, discapacitados, desempleados, niños… muchas veces sin agradecimiento y, sobre todo, sin poner el hombro la sociedad en su conjunto para ayudar a paliar los costes, económicos y humanos, de esta ingente tarea, que tanto ahorro supone para todos. La familia, como primera ONG del país, tiene todo el derecho a ser apoyada, sostenida y animada. Y para eso hace falta desarrollar de una vez unas políticas familiares integrales, coherentes y sostenibles en el tiempo, como ya realizan desde hace tiempo todos los países de nuestro entorno europeo.
3. A la vez, la crisis financiera lo único que ha hecho es adelantar los terribles efectos de la crisis demográfica, de los cuales estamos avisando desde nuestro primer congreso en 1998. Como muestran las encuestas año tras año, deseamos tener más hijos. Y, como esas mismas encuestas muestran, los que los tenemos lo hacemos en un entorno hostil, en el que no solo no se nos ayuda, sino que se nos discrimina, penaliza y, en ocasiones, hasta se nos ridiculiza. Son los mismos que luego claman por defender su pensión, su sanidad, su bienestar, sin caer en la cuenta que se lo estarán pagando precisamente… nuestros hijos. No es justo. Reclamamos, exigimos, unas políticas hechas por y para las familias, donde tener hijos sea motivo de alegría y de esperanza, y no de recriminación. Donde los hijos se vean como la mejor inversión en capital humano, los que harán de nuestro país un país dinámico, creativo, emprendedor, como así lo son los jóvenes, y no malhumorado, esclerótico y anquilosado, como lo son las sociedades envejecidas. Donde el mundo empresarial, laboral, los medios de comunicación, la escuela, los poderes públicos y toda la sociedad sean de verdad “familiarmente responsables”; donde la maternidad y la paternidad sean reconocidas como una aportación para el presente y para el futuro, y se traten con generosidad, comprensión y aliento, introduciendo la “perspectiva de familia” en todas las políticas y ámbitos de relación social: los impuestos, las relaciones laborales, los horarios, etc. Nosotros vamos a seguir luchando por ese futuro, porque además ese futuro, los hijos, los tenemos ya en nuestras manos. Os invitamos a todos a acompañarnos.
Muchas gracias.