Entre ellas, la Concapa considera «imperativo un Pacto de Defensa de la Familia, como realidad diferenciada de otro tipo de uniones», al igual que el tratamiento de la asignatura de Religión de forma equiparable al resto. Defiende también enérgicamente la «escuela plural» por ser ésta, a juicio de la asociación, garante de la libertad y calidad en la Educación, frente -y hete aquí el guiño acusatorio al Ejecutivo socialista- «a la pretensión discriminatoria de algunos poderes públicos que pretenden una escuela única, laica y neutra que resulta empobrecedora».
Ya se preveía, a raíz de las rotundas manifestaciones en días pasados de su presidente, Luis Carbonel, que el departamento que dirige María Jesús San Segundo se llevaría su «tirón de orejas» en la jornada de clausura del encuentro nacional de la Concapa. Instaba Carbonel el viernes a «buscar fórmulas de colaboración más estrechas, al encontrarnos en un momento en que los valores que defendemos están siendo cuestionados». Ayer, muchas fueron las peticiones y las críticas que los más de 350 delegados asistentes resumieron en doce conclusiones finales.
En primer lugar, al considerar necesario que la familia se discierna convenientemente del resto de uniones y que se garantice un «tratamiento equitativo» a la unidad familiar en todo el país. Como ya informó ABC, exigen, en segundo lugar, «que la reforma educativa tenga en cuenta la opinión de los padres», condición «sine qua non» para Carbonel, pues cree que si el Gobierno evidencia el rol de los progenitores la reforma «nacerá coja y volverá a fracasar». Solicitan finalmente una asignatura de Religión equiparable con las demás, la promoción del esfuerzo y una prueba de homologación de estudios al terminar la Educación Secundaria.
Por contra, la Concapa rechaza «la planificación educativa y la ventanilla única, así como otras formas burocráticas que entorpecen la libertad de elección de centro». Y, último guiño: «Los gobernantes tienen la obligación de servir y atender a las demandas de los padres, en lugar de imponer su particular concepción ideológica sobre la escuela y, por tanto, sobre los hijos».