La bioética ha cobrado autonomía académica y difusión social, al abordar los problemas relacionados con el origen y final de la vida humana y las exigencias morales derivadas de su protección. Su repercusión sobre el derecho plantea exigencias específicas, relacionadas con el aborto, la posibilidad de disponer para unos u otros fines de embriones humanos o la eutanasia. Ha surgido así el bioderecho, que se verá urgido por la biopolítica, para que le sirva de instrumento convirtiendo en socialmente normales determinados planteamientos moralmente cuestionados.