«Europa se está suicidando: la escasez de niños convierte en inviables los sistemas de asistencia social», advirtió el abogado, que representa a 5.000 asociaciones familiares
RAFA LÓPEZ – VIGO El presidente del Foro Español de la Familia, Benigno Blanco, destacó ayer en el Club Faro que «hacer familia mejora la calidad de vida de toda la sociedad», y que esta institución tiene una «eficacia social inmensa». «El 75 por ciento de los excluidos del mercado laboral vuelven a la familia, donde tienen asegurado un plato de lentejas –ejemplificó–. Sin las familias, habría una revolución social en España».
Tras ser presentado por el periodista Ricardo García Machuca, el conferenciante recordó que un 90 por ciento de los españoles viven en familia, y que un 98 por ciento considera esta institución como lo más importante en sus vidas. Reconoció que «un número preocupante» de personas fracasa cuando intenta «hacer familia» –en alusión a los divorcios–, pero adujo que, pese a ello, «la familia está profundamente de moda; lo que está en crisis es el ser humano, no se aclaran en lo que es».
Blanco (Olloniego, Asturias, 1957), presidente de un foro que agrupa a más de 5.000 asociaciones, las cuales representan a cuatro millones de familias, habló ayer en el Club Faro sobre «Cómo fortalecer la familia» más allá de la división política izquierda-derecha. Junto a él intervino también Juan Meseguer, abogado, poeta, sociólogo y coautor, junto a Blanco, del libro «Familia: los debates que no tuvimos» (editorial Encuentro). En él Meseguer ejerce de entrevistador de Blanco, que responde a multitud de cuestiones sobre la familia y sugiere cincuenta medidas de política familiar.
Meseguer recordó la manifestación del 18 de junio de 2005, en la que un millón y medio de personas, según los organizadores, proclamaron en Madrid que «la familia sí importa». «Ha habido una transformación radical del derecho de familia sin ningún debate social», denunció el sociólogo, analista de corrientes de opinión de fondo.
Crisis demográfica
Beningo Blanco, por su parte, aludió al problema demográfico que está sufriendo el continente para asegurar, a renglón seguido, que los mandatarios europeos están redescubriendo la bondad de favorecer a las familias. «Europa se está suicidando –señaló–, la escasez de nuevos niños convierte en inviables los sistemas de asistencia social. Los políticos europeos sensatos se vuelven ante las familias y les preguntan: ¿por qué no tenéis más hijos?».
Blanco lamentó el aumento en el número de divorcios, que a su juicio provocan «pobreza femenina y falta de socialización de los niños», y resaltó la importancia de la familia como instancia de acogida que ejerce de forma gratuita «de Ministerio de Educación, Sanidad y Seguridad Social», también en lo que respecta a las personas de edad avanzada y los dependientes. «Es un servicio impagable: la familia proporciona gratis lo que hace el Estado con mucha menos eficacia y a un coste desorbitado», afirmó.
Matrimonio
Blanco denunció también que se haya cambiado el concepto de matrimonio «para equipararlo a las uniones entre personas del mismo sexo». Desde su punto de vista, el llamado «divorcio exprés» ha vaciado de contenido jurídico el matrimonio: el Derecho renuncia a proteger la institución, que queda reducida a un «contrato basura con fecha de caducidad».
Al hilo del título del libro coescrito con Juan Meseguer, Blanco, que fue dos veces secretario de Estado con el Partido Popular en el gobierno, lamentó que en nuestro país no se haya debatido a fondo el tema de la familia. «En España es un tema tabú en el ámbito político, como si la familia la hubiese inventado Franco –ironizó–, pero es muy anterior, y no es de derechas ni de izquierdas; de hecho, en algunos países el aborto lo trajo la derecha», apuntó, en referencia a Francia.
En relación a la maternidad, defendió la labor de la Red Madre y abogó por cambiar la ley del aborto de 2010, porque, a su juicio, «no es justa con el niño ni con la mujer». «El aborto es la gran forma de violencia de género –señaló el abogado–, deja a la mujer sola para decidir en un clima de presión y chantaje emocional. Cualquier ley permisiva del aborto es un instrumento profundamente machista».