Fuente: The Wall Street Journal
Fecha: 18 Enero 2011
Después de analizar las últimas estadísticas del Departamento de Sanidad de la Ciudad de Nueva York, la Chiaroscuro Foundation informa que el 41% de todos los embarazos en Nueva York terminan en aborto (excluidos los debidos a causas naturales). Esto es casi el doble que la tasa nacional (23%).
Si se tiene en cuenta el origen étnico de la madre, resulta que entre las de origen hispano la tasa de abortos es el 41,3%, más del doble que la tasa de la población blanca. Entre las afroamericanas las cifras son aún más penosas: por cada 1.000 nacidos vivos hay 1.489 abortos.
El articulista recuerda el argumento pro-choice de Bill Clinton de que el aborto debería ser “seguro, legal y raro”, y se pregunta. “¿Qué puede significar el adjetivo “raro” sino que, en un sentido fundamental, es mejor un bebé que un aborto?”.
Algunos argüirán que América debería dedicar más esfuerzos a evitar los embarazos no deseados. “Pero, independientemente de que hacerlo no es tan fácil como decirlo, este enfoque no ayuda nada a la mujer que ya está embarazada y que se encuentra ante una difícil elección.”
Para ayudar a este tipo de mujeres, el articulista menciona una iniciativa que ha unido al arzobispo católico de Nueva York, al líder de una de las organizaciones más conocidas de ortodoxos judíos, al pastor de una congregación afroamericana de Harlem y a una latina que es la portavoz de los Demócratas pro vida, iniciativa que no ha encontrado el menor eco por parte del alcalde Nueva York, Michael R. Bloomberg.
En cambio, en el consejo municipal se está impulsando una ley que haría más difícil ayudar a las mujeres que atraviesan dificultades para llevar a término su embarazo Según esta ley, los Crisis Pregnancy Centers, que proporcionan ayuda a esas mujeres, estarían obligados, entre otras cosas, a advertir en su web que no realizan abortos. McGurn comenta que la mujer que quiere abortar después de visitar uno de estos centros, siempre puede marcharse y abortar en otra parte. En cambio, “una mujer que no necesariamente quiere abortar, encontrará allí todo tipo de ayuda: un sitio donde vivir si su familia o su pareja no la admiten en casa; formación para criar a su hijo; y, no menos importante, la cara amiga de una atenta voluntaria.”
“En los argumentos y réplicas sobre el aborto, hay un abismo de divisiones. Pero esta fractura moral puede hacernos perder de vista las posibilidades que existen en todas las comunidades humanas. ¿Podríamos empezar reconociendo que una tasa de abortos del 41% significa que muchas mujeres embarazadas no están recibiendo la ayuda social y el ánimo que necesitan para tener a sus hijos?”