«Desde aquí hago una llamada pública a mi madre, para que si me sucede lo que le sucedió a Max, ¡no hagas lo que ha hecho su madre! Eso no es vida… volver a la vida sin poder ya nunca ser libre y sufrir y tener esa mirada vacía… Lo siento, ¡no!».
Con estas palabras y ante la atónita mirada de los presentes en el estudio de televisión, la periodista italiana de la cadena RAI 1 Alda D’Eusanio humilló públicamente a Max Tresoldi, un hombre que ha despertado de un largo estado de coma. y que era atendido por su madre en compañía de familiares y amigos.
Tresoldi aparecía ante las cámaras en un enlace en vivo con el programa ‘La vida en directo’ y ante las palabras de la periodista era atendido por su madre junto a familiares y amigos.
En las imágenes se puede apreciar cómo Max, que no puede expresarse directamente debido a las secuelas de estar 10 años en estado de inconsciencia, se agita irritado por los comentarios despectivos de D’Eusanio.
«Mi hijo siempre ha estado vivo»
La madre de Max, Lucrezia Tresoldi, aprovechó sus últimos segundos ante las cámaras para decir lo siguiente: «Quiero decir a esa señora que yo no he traído de nuevo a la vida a mi hijo, mi hijo siempre ha estado vivo. Y su vida siempre ha sido hermosa, tal y como lo es ahora», dijo mientras calmaba a su hijo.
En declaraciones posteriores, la madre de Max explicó que se sintió engañada por RAI 1: «Estoy destruida. Creo en la libertad de expresión, pero no puede ser que alguien se permita decir algo así ante Max y una familia que siempre ha hecho todo lo posible por ayudarlo a él y a los demás. Y Max se ha quedado muy mal, está herido».
Tras lo sucedido, la RAI 1 pidió disculpas a Max y su familia después de recibir miles de cartas en contra de las opiniones de la presentadora, pero D’Eusanio todavía no se ha puesto en contacto con la familia.
Cabe recordar que en 1991 Max sufrió un accidente automovilístico. Durante una década, estuvo en estado de inconsciencia, pero el 28 de diciembre de 2000 reaccionó y escribió la frase «quiero vivir».
«La enfermedad no significa el final de la vida»
Por su parte, el pediatra Carlo Bellieni, miembro de la Pontificia Academia para la Vida del Vaticano, consideró tras las declaraciones de D’Eusanio que es necesario un cambio un radical en el estilo de hacer televisión.
En una entrevista concedida a ACI Prensa, Bellieni lamentó las palabras de la periodista y explicó que este episodio “nos debe hacer reflexionar sobre cómo los medios de comunicación abordan la vida de los discapacitados”.
“Después del episodio sucedido, más allá de las excusas, nos esperábamos algo más: el servicio televisivo llegados a este punto debería cambiar de rumbo”, denunció.
El médico consideró que los medios de comunicación “deberían mostrar más la vida real de las personas que están luchando por razones de salud y mostrar dos cosas: primero, que la enfermedad no significa el final de la vida; y en segundo lugar, que incluso las personas con discapacidad tienen sus satisfacciones y tristezas”.
Bellieni, que escribe en el diario italiano Avvenire y en L’Osservatore Romano, explicó que los discapacitados no desean sentirse marginados, pero tampoco ser objeto de piedad mediante retransmisiones que “hacen estallar en lágrimas”, algo muy difundido en todo el mundo para aumentar la audiencia mediante el sentimentalismo “fácil y pasajero”.
“Los medios de comunicación suelen mostrar demasiado a menudo solo un mundo de personas hermosas y a las que llaman ‘normales’, de moda y de éxito, es decir, una visión parcial y utópica de la vida”, lamentó.
Bellieni consideró que para atraer al publico público también se puede elegir entre cientos de historias constructivas que pueden tomarse de la vida real de las personas sin necesidad de degradar a las personas, como por ejemplo “dando voz a los resultados deportivos de personas con discapacidad”.
“La televisión debería incitar a la investigación, estigmatizar la persistencia de barreras arquitectónicas y prejuicios, contando la vida cotidiana de las personas con discapacidad, sus familias… puede parecer triste, pero también son vidas con puntos de fuerza y alegría”, concluyó el experto.