Llevo dos artículos sobre el amor y no he tratado aún ni del noviazgo ni del sexo, que suele ser lo que más nos preocupa al tratar de los hijos.
¿Qué raro verdad? Pero es que el amor es tan amplio y hay tanto de que tratar, que estos dos aspectos siendo importantes, a veces preocupantes para los padres, son eso dos aspectos más. No deberíamos hacer reduccionismos con la riqueza del corazón humano.
Como no quiero estar varios meses tratando sobre los amores humanos abreviaré plazos y, sin renunciar a volver a tratar sobre otras cosas del corazón cuando la ocasión lo requiera, vamos a dar unas pinceladas sobre e los amores primeros que pueden llevar o no hacia el noviazgo. De esta forma empezaré a contentar a esos padres que me lo demandan como tema prioritario.
Así que empiezas a notar un cambio en tu hijo o hija, sí que le empiezan a gustar las personas del otro sexo ¡ESTUPENDO! Ha descubierto una realidad natural, maravillosa, buena……está en el inicio del camino para llegar a formar una familia y ayudar a la continuidad de la especie humana. ¿No te parece maravilloso? Alégrate y ponte en camino para ayudarle, la mejor manera es no rehuir el tema, hablarlo con tranquilidad, de la misma forma que tratáis de otras cosas de la vida, hazte su amigo, mejor, su confidente.
Iniciando el camino por ahí habrás ganado la primera batalla, después llénate de comprensión y no quieras meter en su cabeza toda la experiencia, aciertos y fracasos, que tienes almacenado en tu disco duro cerebral. Piensa que, aunque no quieras y te duela, va a cometer errores y tú, sí tú, estás para advertirle con cariño y, con más cariño aún recogerle cuando le duela el corazón. Haz, con él o ella, lo que quizás no hicieron contigo y te hubiera venido bien, pero que muy bien.
No hay otra forma, te lo puedo asegurar y, si no la sigues, se refugiará en otros brazos, sin duda, no tan fuertes ni cariñosos como los tuyos. Pero habrá que hacer algo más que iniciar el camino, claro, hay que continuar con él para que esa atracción madure, dándole pistas para que la vaya orientando en su propio beneficio y en el del futuro objeto de sus amores.
Una amistad, llamémosla como especial o de mucha dedicación y confianza, entre adolescentes normalmente les conduce a enamorarse. Incluso llegará un momento en que a ese enamoramiento, digamos romántico, se unirá el impulso sexual. Esto es lo lógico, natural y, en principio, no es malo, como no lo es todo lo natural siempre que se mantenga en el ámbito adecuado.
Esto nos indica que es necesario educar su voluntad, es decir, ayudarle en el terreno de la fortaleza. En una sociedad en la que a la sexualidad que llega no se le da más solución que el desahogo, eso sí con “sexo seguro” o “arreglos” posteriores, el o la adolescente necesita mucha fortaleza y los padres mucho sentido de la anticipación, unido a sinceridad, confianza y cariño.
Todo este caos en el que se encuentran nuestros hijos en pleno cambio interior, con un ambiente que les reclama hacia lo fácil y los padres con sus preocupaciones, hace que estén muy tensos.
Nuestra ayuda debe consistir en intentar que no llegue, con la otra persona, a ese grado de intimidad que aún no le conviene. ¿Difícil? Puede ser porque el cuerpo “tira” mucho. Hay que trabajar, con mucho cariño sobre el fortalecimiento de la voluntad. Tened en cuenta que, en muchos casos, lo primero que se despierta es un egoísmo posesivo.
Es fácil que, una falta de autocontrol unido a las facilidades y descontrol de la sociedad actual, hagan que el adolescente o joven acabe en la relación prematrimonial, mejor llamarla en este caso pre-noviazgo.
Vaya panorama que estoy planteando pero, aun reconociendo que uno se va a los casos complicados porque los normales necesitan poca ayuda, no debemos jugar al avestruz, esconder la cabeza, engañarnos y todos tan felices.
Pero son nuestros hijos y tenemos que ayudarles que es todo menos el enfrentamiento y los malos modos. Si no sabemos ganárnoslos acabarán engañándonos ¿No os acordáis o es que nunca fuisteis jóvenes? Vamos………..echad la mirada atrás y sacad consecuencias para actuar.
Ya que os he situado ante un cóctel explosivo voy a intentar dar algunas ideas para desactivarlo y no os estalle entre las manos o que, al menos, sea una explosión de efectos controlados:
– Hacer ver a los hijos que la vida tiene unas etapas para su desarrollo, que anticipar ese recorrido es querer obtener las cosas antes de que estén maduras y esto, como en tantas cosas de la vida y de la naturaleza, es perder la cosecha por precipitar la recogida.
– Explicarles la diferencia entre lo que es amor y lo que son sentimientos (pasión, sensibilidad, sensualidad, admiración, etc.), que el amor es mucho más calmado que todas esas cosas que lo rodean, pues proviene de la voluntad de entregarse al otro libremente para hacerle mejor y ser mejorado.
– Intentar que comprendan que el amor es respeto y generosidad para que el ser amado sea feliz, sabiendo renunciar al egoísmo, al amor a sí mismo.
– El adolescente está en la etapa preparatoria del amor pero no debe confundirla con adquirir experiencia a base de amoríos, amores que no lo son, y menos si se incluye el sexo.
– Saber dirigir su rebeldía para que se distinga de esa vida que propone una sociedad fácil en muchos terrenos, incluido el del amor.
– Hablarles de nuestras experiencias positivas en estos aspectos y sobre la felicidad que nos han proporcionado.
– Que vean que necesitamos confiar en ellos y que esa confianza nos libera de preocupaciones.
Finalmente no olvidemos que a la adolescencia se llega tras unas fases precedentes, infancia y pubertad, ahí ya hay que poner los cimientos tanto de la amistad nuestra con ellos como de su confianza en nosotros. Ya sabéis, de unos buenos cimientos depende la resistencia del edificio a las fuerzas de la naturaleza, en este caso el edificio es la persona y la naturaleza son sus pasiones.
Alejandro González,