La aplicación de la “Ley del aborto” de 2010 ha echado sobre los hombros de los médicos de atención primaria la obligación legal de poner en marcha el procedimiento administrativo-sanitario que culmina con la práctica del aborto. Algunos médicos de varias regiones de España están planteando objeción de conciencia frente a esta intervención -aunque lejana, directa- en la práctica de los abortos y en algunos juzgados y tribunales van consiguiendo los primeros éxitos, como acredita, por ejemplo, el reciente Auto del Juzgado de lo contencioso número 1 de Málaga.
Es de elogiar que haya médicos capaces de asumir los inconvenientes que se derivan de poner las exigencias de su conciencia por encima de la obediencia ciega a las normas y las autoridades sanitarias. Estos médicos son todo un ejemplo de ciudadanos libres y responsables que no están dispuestos a colaborar con el mal ni a mirar para otro lado pensando que nada se puede hacer. Ojalá muchos más profesionales sanitarios, profesores, jueces, educadores, padres de familia, etc., tuviesen este mismo sentido de la responsabilidad y colaborasen cada uno desde su pequeña parcela de influencia en resistir a las leyes injustas creando a su alrededor un ambiente de compromiso con las cosas buenas, sin traicionar nunca su conciencia recta comprometida con los derechos inalienables y la verdad.
El ejemplo de estos médicos que plantean objeción de conciencia frente al aborto debiera ser modelo de conducta para todos los que no están dispuestos a acostumbrarse a las leyes injustas ni al relativismo moral.