El fin no justifica los medios
Estos días ha saltado a los medios de comunicación social la noticia de un niño que ha nacido libre de gen BRCA1, que predispone a padecer un tipo de cáncer de mama hereditario. Este resultado se ha conseguido mediante la combinación de un procedimiento de fecundación in vitro y selección preimplantatoria del embrión libre del gen, con eliminación del resto de embriones producidos que sí eran portadores del citado gen. Es decir, el nacimiento del niño que todo el mundo saluda con satisfacción ha exigido la previa fabricación y descarte de otros embriones a los que se ha negado el derecho a nacer.
En la valoración ética de esta noticia no se puede olvidar esa eliminación de embriones humanos como paso previo para dar el visto bueno al que sí se permite vivir. El fin no justifica los medios: una técnica que da por supuesto el derecho a eliminar aquellos embriones que son portadores de un gen -que no se desea-, no puede ser vista como éticamente admisible por mucho que la intención última sea tan loable como la de tener un hijo no portador de un gen proclive a tener una grave enfermedad.
El alboroto y satisfacción con la que los medios de comunicación social han recibido la noticia que comentamos, pone de manifiesto cómo en nuestra sociedad nos estamos acostumbrando a dar por buena la negación del derecho a la vida del ser humano en la fase embrionaria de su desarrollo, que es una de las manifestaciones más dolorosas de la pérdida de la cultura de la vida hoy día.
No dejemos pasar la ocasión para hablar de este tema con nuestros amigos y familia y, comentarles la importancia que tiene defender la vida desde el comienzo de la misma hasta su final de forma natural. El fin no justifica los medios.